viernes, 11 de abril de 2014

¿Que hacemos?


¿Qué hacemos?

¿Cómo resolver el flagelo de la inseguridad? 
¿Son legítimos los linchamientos o no? 
¿Por qué existe la pobreza en un país tan rico que no participó en guerras mundiales ni tuvo la desidia del apartheid, los muros y el nazismo?

Hoy nos preguntamos: ¿Es legítimo linchar a un delincuente desarmado?... Para las leyes de Sodoma y Gomorra pareciera que la única forma de resolver el problema es matando al ladrón de gallinas, así la sociedad se purifica. Otros piensan que el linchamiento es homicidio y por lo tanto, merece ser sancionado con las leyes y garantías que ofrece el sistema democrático. 
Se habla de la pobreza como un problema coyuntural y no como un problema estructural. Caemos en el error de minimizar la cuestión o de echarle la culpa al “otro”. Siendo un país tan rico, con una excelente ubicación geográfica, nos preguntamos ¿por qué existe la pobreza? ¿Quién es el culpable de este desastre? ¿Los políticos y empresarios entregadores o el dominio político, económico y cultural de las grandes potencias? ¿Qué responsabilidad social tenemos nosotros los ciudadanos ante los acontecimientos que suceden? Para encontrar fundamentos sólidos es necesario volver al ruedo: Analizar el contexto en que se da una situación y participar. Es necesario remontarnos al pasado para poder comprender los problemas de la actualidad. Recordar que a partir de 1976, con el apoyo de Henry Kissinger (ex secretario de Estado de los Estados Unidos), se impuso el terror en Argentina, terminando con la concepción de una sociedad nueva e implantando la idea de que las cosas no se pueden cambiar. El entonces Presidente del directorio de la Empresa Acindar, José Alfredo Martínez de Hoz, ex Ministro de Economía del dictador Jorge Videla, estableció un Plan Económico privatizador, castigando con la represión y la muerte a quién se opusiera a este plan macabro. La participación y el debate estuvo prohibido durante mucho tiempo, y ese temor se transmitió por generaciones. No pienses, no hables, no mires... "¡No te metás!!!". 

Volvimos al ruedo: En la calle, en las escuelas y en los medios prevalece el debate y uno de ellos cual es el rol del periodista frente a estas preguntas que dan comienzo al relato. ¿Cuál es la ética periodística? ¿Está bien grabar o hacer cámaras ocultas sin el consentimiento del otro? ¿Está bien copiar un párrafo de una nota y pegarlo en un escrito sin citar al autor? Como decía García Márquez: “La mejor noticia no es siempre la que se da primero sino muchas veces la que se da mejor”.
El debate es hijo de la democracia. Cada uno piensa, siente y hace lo que quiere… Ahora ¿Hacemos todo eso que pensamos y sentimos? ¿O, simplemente, creemos que nada de lo que está instalado se puede cambiar? Hoy nos encontramos en un salón en donde valoramos la importancia del debate. El preguntarse de que manera puedo yo aportar un grano de arena para cambiar lo que no me gusta, en lugar de delegarlo en algún político que está más preocupado por ver con quién realizar una Alianza para las próximas elecciones que en hacerse cargo del problema. La gente tiene más conciencia sobre el rol que cumplen los medios de comunicación porque también las redes sociales hicieron que cada uno de nosotros seamos un medio de comunicación.
Probablemente, nos lleve mucho tiempo resolver las incógnitas que giran alrededor del presente, pero como sociedad, al recuperar el debate, hemos vuelto al ruedo. Solo resta preguntarnos: 

¿Qué hacemos?”...


Andrés Belguich