La noche del miércoles 20 de abril del año pasado, en vísperas de Semana Santa, se rompió un caño en el neuropsiquiátrico José T. Borda. Cuando llegó la cuadrilla de Metrogas encontró una pérdida en el sistema y clausuró el gas de todo el hospital, donde se atienden unos 700 internos. Hoy, a punto de cumplirse un año de aquel episodio, el centro de salud mental continúa con la instalación sin reparar. Así lo aseguraron los más de 70 trabajadores que ayer realizaron una asamblea frente a los escombros del subsuelo de la cocina, donde la semana pasada el gobierno porteño comenzó a demoler para avanzar en la concreción del nuevo Centro Cívico, que ocupará tres hectáreas de terrenos que hoy pertenecen al Borda.
“Hemos decidido no permitir que sigan avanzando con las obras hasta no discutir con las autoridades del Ministerio de Salud de la Ciudad una política respecto al hospital, y que terminen todo lo pendiente desde hace un año. Primero, el hospital y los pacientes, y después el traslado de oficinas”, aseguró el delegado de ATE, Juan Carlos Ibarra. Y describió el panorama que se vive a diario en el Borda: “La comida la traen en camiones térmicos y llega hecha un desastre. En la cocina ya se hizo la licitación para proveerla de gas y todavía no se concretó absolutamente nada: sigue sin haber gas ni agua caliente. El sistema eléctrico es un desastre. Los termotanques que compraron no han sido colocados. Además, hay baños que deben ser clausurados. Entonces, se usan los de otros servicios, lo que genera problemas con el resto de la población hospitalaria.” La psicóloga Luciana Burotto agregó: “El invierno fue terrible. Los internos bañándose con agua fría. No hay ni papel higiénico.”
En la asamblea, los trabajadores votaron gestionar un recurso de amparo para frenar las obras dentro del hospital hasta tanto no se concreten las demandas de infraestructura y servicios básicos reclamadas hace más de un año. Una de las que estuvo presente fue la diputada María Elena Naddeo, quien afirmó: “El PRO impulsa el vaciamiento y el paulatino cierre de los efectores y dispositivos existentes, y la apuesta a una eventual privatización de los servicios.”
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