El candidato de Rusia Unida a la jefatura del Estado, Vladimir Putin, logró el 64,3 por ciento de los votos, accediendo de ese modo a la presidencia sin tener que recurrir al ballottage. El segundo postulante más votado ayer fue el candidato por el Partido Comunista (KPRF), Guennadi Ziuganov, que logró el 17,1 por ciento de los votos, aventajando al ultraderechista Vladimir Zhirinovski, que obtuvo el 7,98 por ciento; al magnate multimillonario Mijail Projorov, con el 7,62 por ciento; y al presidente de la Cámara alta y líder hasta el año pasado de Una Rusia Justa, Sergei Mironov, que se alzó con el 3,66 por ciento. “Hemos ganado en una batalla abierta y honesta”, defendió el primer ministro el resultado de los comicios, que fueron acusados de fraude por la oposición.
Visiblemente emocionado y con lágrimas –que el ex agente de la KGB atribuyó al viento– Putin agradeció a los más de cien mil seguidores que se acercaron a la Plaza Roja reconociéndoles el apoyo “a la gran Rusia”. A ellos se dirigió: “nuestros electores saben diferenciar entre el deseo de renovación y las provocaciones políticas cuyo objetivo es destruir nuestro Estado y usurpar el poder”. “¡Cosas así no pasarán en nuestra tierra!”, aseguró el ganador. Al lado de Putin estaba el presidente saliente, Dimitri Medvedev, quien renunció a ser candidato para dejarle el camino libre a su mentor político.
“No son elecciones, es una vergüenza, nos escupieron en la cara”, retrucó el jefe del Frente de Izquierda, Sergei Udaltsov, desde su cuenta de Twitter. Putin regresa al Kremlin después de haber sido ungido presidente en 2000 y 2004. Ahora deberá hacer frente a un movimiento de rechazo sin precedentes contra su régimen. Es que la oposición viene manifestándose masivamente desde las legislativas de diciembre, elecciones a las que consideró fraudulentas.
Después de los resultados de ayer, Udaltsov, uno de los referentes de las protestas, convocó a una movilización para hoy en el centro de la capital rusa. La oposición le apunta a Putin por la desconfianza, el secretismo y la falta de transparencia en la toma de decisiones. Sin embargo, según destaca el analista político Alexander Zemlianichenko, en contraste con la agitada época de Boris Yeltsin (1991–1999), dominada por las guerras de los oligarcas para repartirse los bienes del Estado, Putin trajo estabilidad y orden a sus conciudadanos. “Consolidó su popularidad como unificador del Estado contra los separatistas de Chechenia, aunque el precio de ganar la guerra haya sido cerrar los ojos a las primitivas veleidades de los dirigentes de aquella república caucásica.”
Medvedev, quien renunció a su permanencia al frente del Kremlin, estimó por su parte que “el país y cada uno de nosotros necesitábamos esta victoria. ¡No dejaremos que nos arrebaten nuestra victoria!”, exclamó. El estudio del Centro de Investigación de la Opinión Pública de Todas las Rusias (Vtsiom) había otorgado a Putin un 58,3 por ciento de los votos, mientras que la Fundación de la Opinión Pública (FOM) estimó que el premier obtendría un 59,3 por ciento. Los comicios se desarrollaron en medio de numerosas acusaciones de fraude por parte de partidos opositores y organizaciones independientes. El antecedente de ese recelo son las elecciones legislativas del 4 de diciembre último, en las que triunfó el oficialismo y que la oposición calificó de fraudulentas, lo que provocó masivas manifestaciones anti-Putin, el verdadero “patrón” de Rusia Unida. Moscú, San Petersburgo, Vladivostok, Mumansk y Kazan fueron la punta de lanza de las marchas más importantes que se recuerdan en los últimos 25 años en Rusia, una chispa que prendió en todo el país con movilizaciones. Ayer, aunque la votación transcurrió con relativa tranquilidad, desde temprano se multiplicaron las denuncias de incumplimientos de la ley y abusos cometidos por los responsables de diversos colegios electorales, sobre todo en la provincia de Oriol, y en Moscú, según reclamaron representantes del Partido Comunista.
El nacionalista Vladimir Zhirinovski, candidato del líder del Partido LiberalDemocrático, criticó las cabinas de votación pues “permiten ver lo que la persona hace en su interior. “No es una cabina para el voto secreto, es una profanación”, dijo tras manifestarse esperanzado en que las elecciones fueran limpias. Moscú cerró sus colegios electorales una hora antes del cierre en la región más occidental de Rusia, Kaliningrado. La organización independiente de observadores electorales, Golos, el partido opositor Jakoblo y la nueva Liga de Electores encontraron “las mismas irregularidades” que las cometidas en las cuestionadas elecciones legislativas de diciembre pasado. El Ministerio del Interior rechazó esos reclamos y señaló que más allá de pequeños e insignificantes intentos de manipulación, la jornada electoral concluyó sin problemas.
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