El nuevo pontífice no salió al balcón con las estolas granates bordadas, sino sólo con la túnica blanca papal. Además, llevaba la cruz pectoral negra de obispo en lugar de la dorada típica de los papas.
El arzobispo de Buenos Aires fue elegido como Sumo Pontífice en el segundo día del cónclave en el Vaticano. El nuevo líder de la Iglesia Católica, que eligió como nombre Francisco I, asumió ante los cardenales en el altar de la Capilla Sixtina y luego salió al balcón, frente a la plaza San Pedro, donde concedió la bendición "urbi et orbi" y homenajeó a su antecesor Benedicto XVI. "El deber de un cónclave es dar un obispo a Roma y parece que mis hermanos cardenales han ido a buscarlo al fin del mundo", expresó Bergoglio, quien es el primer latinoamericano y el primer jesuita en ser Papa.
Tras la fumata blanca, el cardenal protodiácono, el francés Jean-Louis Tauran, salió al balcón y manifestó "annuntio vobi gaudium magnum; habemus papam". Luego dio a conocer que el argentino Jorge Bergoglio será el nuevo jefe de la Iglesia. Fue elegido tras cinco votaciones y dos jornadas de cónclave.
Bergoglio, de 76 años, es el 266° Papa de la Iglesia Católica y el primero de América Latina. Además, es el primer jesuita en ocupar el trono Pedro. El nuevo pontífice había sido el segundo más votado en el cónclave de 2005, en el que fue elegido el alemán Joseph Ratzinger, quien renunció el mes pasado.
Tras aceptar el cargo, el cardenal argentino pasó a la sacristía de la capilla Sixtina para meditar y vestir una de las tres sotanas blancas ya preparadas. Luego se presentó a los fieles en la plaza de San Pedro para conceder la bendición "urbi et orbi".
"Hermanos y hermanas, buenas tardes. Sabéis que el deber de un cónclave es dar un obispo a Roma y parece que mis hermanos cardenales han ido a buscarlo al fin del mundo, pero ya estamos aquí", fueron las primeras palabras que pronunció el papa Francisco, en medio de los aplausos de los presentes. Luego homenajeó a su antecesor Benedicto XVI y encabezó un rezo en su honor.
"Auguro que este camino de la Iglesia que hoy comenzamos y en el que me ayudará mi cardenal vicario aquí presente, será fructuoso para la Iglesia y para esta bella ciudad", dijo el nuevo pontífice.
"Y ahora, querréis que os de la bendición. Pero primero, antes de que el obispo bendiga al pueblo, yo quiero que recéis para que el señor me proteja", manifestó Bergoglio. Luego se colocó la estola para realizar la bendición Urbi et Orbe y dijo: "Os doy la bendición a vosotros y a todo el mundo. A todos los hombres y mujeres de buena voluntad".
Una vez realizada la bendición, Francisco I se quitó la estola y volvieron a sonar los himnos vaticano e italiano, mientras el flamante Papa observaba a la multitud. Allí, volvió a dirigirse a la multitud: "Rezad por mí. Y nos vemos pronto. Mañana quiero ir a rezar a la Virgen. Buenas noches y descansad bien", dijo. Tras saludar a los miles de fieles, el papa Francisco I, de 76 años, abandonó el balcón de la basílica de San Pedro.
Bergoglio nació en Buenos Aires el 17 de diciembre de 1936, en el seno de una familia de origen italiano. Hincha fanático de San Lorenzo de Almagro, comenzó su carrera en la Iglesia con 21 años tras haber estudiado ciencias químicas. A esa misma edad, debido a una grave pulmonía perdió parte del pulmón derecho. Fue ordenado sacerdote el 13 de diciembre de 1969 y, en plena dictadura militar argentina, entre 1973 y 1979, fue enviado a Alemania, de donde pasó a la iglesia de la Compañía de Jesús de Córdoba.
Por entonces se lo acusó de haberle retirado la protección de su orden religiosa a dos jesuitas durante la dictadura militar. Bergoglio aseguró que poco antes del golpe de Estado el 24 de marzo de 1976 les advirtió del peligro y les ofreció a ambos refugio en la casa de los jesuitas. Pero los dos curas, Orlando Dorio y Francisco Jalic, que hacían tareas sociales en barrios humildes de Buenos Aires, habrían rechazado esta oferta, según Bergoglio. Dos meses después fueron secuestrados por los militares y mantenidos presos durante cinco meses en el centro clandestino de detención de la ESMA.
Asumió en 1998 la arquidiócesis de Buenos Aires y durante el consistorio del 21 de febrero de 2001, el papa Juan Pablo II lo nombró cardenal. Ocupó la presidencia de la Conferencia Episcopal durante dos períodos hasta que abandonó el cargo porque los estatutos le impedían seguir. Durante este periodo, fue conocido por la tensa relación que mantuvo con los gobiernos de Néstor Kirchner y de Cristina Fernández de Kirchner.
En 2008, durante el conflicto entre el Ejecutivo y las patronales agropecuarias por las retenciones móviles, Bergoglio llegó a pedir a Cristina un "gesto de grandeza" ante la protesta de los empresarios rurales, además de denunciar "homogeneización" del pensamiento y "crispación social".
Luego, en 2010, la cúpula de la Iglesia argentina libró lo que el arzobispo llamó una "guerra de Dios" contra el gobierno, al tratar de evitar por todos los medios de evitar la aprobación de la ley que reconoce el matrimonio entre personas del mismo sexo. Bergoglio encabezó manifestaciones, movilizó a los sacerdotes en defensa de la "unidad familiar" y convocó a vigilias frente al Parlamento. "No se trata de una simple lucha política; es la pretensión destructiva al plan de Dios", dictaminó por entonces Bergoglio, acérrimo opositor al matrimonio igualitario y el aborto, al aclarar su posición en una carta.
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