La transmisión
reúne muchos referentes como “Fragmento, amor de transferencia, arbeit
(trabajo) y convicción; como el intento del yo para elaborar una firma que lo
vuelva reconocible para los otros y para sí. El carácter fragmentario de la
transmisión no debe aquí ser entendido como un déficit, sino como la renuncia a
la pretensión totalitaria de que todo sería transmisible y todo sería
resignificado. Las teorías de la comunicación hicieron oportunamente de la
noción de transmisión, casi un fetiche identificatorio, con epicentro en la
información. En efecto, si entre-dos algo se transmite, esto no se dejará atrapar
en una noción de contenido.
La noción de
transferencia tiene larga data y diferentes inscripciones. Alude a una relación
(afectiva, jurídica, política, pedagógica), cuyo estatuto podrá registrarse en
la conciencia cognoscible, o en el registro que el inconsciente lleva de las
experiencias. Éstas siempre se concretan sobre la base de fragmentos
desplazados y re significados.
El concepto fue
clave en el pensamiento de Hobbes, quien funda el origen de lo social en una
transferencia que conlleva una renuncia. Renuncia que ofrece un beneficio
secundario, ya que el desplazamiento de una parte de la libertad funda las
condiciones de posibilidad del lazo. Por su parte, E. Weber encuentra que es la
noción que mejor explica el desplazamiento de una capacidad de aprendizaje. Si
una parte del cuerpo se ve afectada por un trauma, transferirá su saber a otra
parte. Transferencia es aquí desplazamiento de función y de capacidad, a la vez
reparación y sustitución. Que lo
instituido no ate, no limite, no encadene, tal vez sea la consigna de toda
transmisión que se lleve a cabo bajo la figura del don. El sujeto es lo que
resulta de su trabajo con lo de antes, lo que parece pre fijado. El encuentro
con lo de antes no cesa de pasar en cada presente, volviéndose en cada ocasión
otra cosa.
La Transmisión
como educación: Educar como el trabajo político de ofrecer a la pulsión un
destino que no sea ni la inhibición, ni el síntoma, ni la angustia. El verbo
enuncia la participación de más de un sujeto en el trayecto que hace de un manojo
pulsional un sujeto de la palabra; y anuncia el devenir del pequeño del hombre
a sujeto social mediante el enlace de las simultáneas y sucesivas filiaciones
simbólicas que dibujan la figura del otro como semejante. A los efectos del
accionar del verbo, les dimos nombre: Función jurídica; función arcóntica y
función económica. Esas funciones remiten claramente a lo político como
acción/ocasión cometida a las reglas de una ética (Un actuar con justicia) y
una estética (Fábrica de lo sensible). Es decir la constitución de un mundo
sensible común, de un hábitat común constituido por el entramado de una
pluralidad de actividades. En ese Arbeit los otros no están ausentes: las
generaciones sólo en una ilusión son pensadas como sucesivas. En la existencia
de cada sujeto, en sus opciones identificatorias, múltiples generaciones
conviven, prestan voz y rostro a lo ausente. Los fantasmas de los antepasados
muertos no dejan de sostener una oferta identificatoria (Prestadores de
identidad).
La transmisión:
entre herencia y firma: Según Goethe: “Lo que tus antepasados te han dejado en
herencia, si quieres poseerlo, gánalo”. René Char: “Nuestra herencia no está
precedida por ningún testamento”. Algo nos es dejado por otros, pero eso no
alcanza para hacerlo propio. La herencia nos es menos legada que inventada.
El Esquema en Cruz: (Alfredo Moffatt)
El esquema en
cruz es un recurso gráfico por el que se representa en un diagrama la relación
entre tiempo y cultura: la temporalidad en el eje horizontal, la cultura en el
eje vertical y en el centro el presente, que es la síntesis del yo como esquema
de salud (la identidad) y el vacío de la fragmentación como esquema de
psicopatología. El diagrama sirve para visualizar las relaciones que tienen
entre sí las cinco estructuras de personalidad básicas y los cinco cuadros
psicopatológicos más importantes. Este esquema luego va cobrando mayor
complejidad con las relaciones en detalle del proceso de la enfermedad, y
permite ganar en economía de pensamiento, pues se trata de un esquema
conceptual y de diagnóstico, que opera organizando la sintomatología del
paciente. De este modo se sintetizan los
cuatro extremos de la cruz; en el centro se ubica el vértice del núcleo del yo:
el yo sano, como síntesis de las dos oposiciones vínculo estructura y
pasado-futuro. Y el yo enfermo, como el fracaso de esa síntesis, que tiene como
consecuencia la fragmentación. En este caso en el lugar del ser hay un agujero,
un vacío, desapareció toda la cruz (Ella sostenía el yo).
Puede hablarse de
una identidad cuando un yo discriminado se percibe dentro de una historia. La
persona debe constituirse en las dos dimensiones: espacio y tiempo, lo cual no
es otra cosa que la vieja distinción entre cuerpo (energía) y mente
(información). Podríamos considerar dos grupos básicos de defensas respecto a
asegurar la identidad: defensas de la discriminación del yo y defensas de la
continuidad.
DISCRIMINACIÓN: está en relación con ser y se constituye por oposición al
no-yo, es decir al mundo, que según nuestro esquema es la suma de los vínculos
y el campo (simbólico y material). La mirada del otro me define y también lo
hace el entorno donde vivo.
CONTINUIDAD: está en
relación con existir y se configura cuando ese presente que se está viviendo es
un eslabón en una cadena histórica como un pasaje de ayer a mañana. El presente
(lo real) se opone a lo imaginario.
La Identidad: En su lucha
por permanecer discriminado el núcleo del yo debe enfrentar a dos formidables
enemigos: el tiempo y el amor; el tiempo por su capacidad transformadora, y el
amor por su juego de identificaciones, pues para amar hay que saber primero
quién se es; de lo contrario se corre el peligro de quedar mezclado con el
otro. En cambio, es interesante observar que el odio (el amor “dado vuelta”) no
representa el mismo peligro, pues el que yo odio es el que está separado de mí,
es el que yo rechazo.
El diálogo interno: Estar
sano no es ser “normal” (adaptado) sino no tener secretos para consigo mismo.
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