lunes, 23 de febrero de 2015

Barreras. Bordes. Límites. Fronteras.


Por Juan Carlos Volnovich
Psicoanalista

Con la caída del Muro de Berlín el "día después del fin de siglo XX" la ilusión de un sistema unificado vino a reemplazar la certera realidad de un mundo bipolar. La caída del Muro tuvo un fuerte impacto simbólico en la cultura ampliada y alentó la esperanza de una humanidad más porosa, menos compartimentada. Parecía que, con el proceso de mundialización, las barreras geopolítica y simbólicas iban a evaporarse y podíamos empezar a soñar con la "ciudad global", con una cultura mestiza despojada de fronteras o donde las fronteras fueran solo lugar de paso y espacio de convivencia.
No obstante, el derrumbe de ese Muro no pudo impedir que otros muros, viejas y nuevas barreras, límites infranqueables, fronteras intransitables, se erigieran por fuera y por dentro.

LO QUE LACAN PROPONE, ES, A LA VEZ, UNA SUPREMACÍA SOBRE EL SABER DE LOS OTROS Y UNA DESILUSIÓN SOBRE EL SABER PROPIO

En 1982, siete años antes que se produjera la demolición del Muro de Berlín, cuando Peter Schneider publicó "El Saltador del Muro", ya se había hecho popular la expresión "el muro en la cabeza"; ya habíamos empezado a sospechar que derribar los muros instalados dentro del sujeto psíquico tomaría más tiempo que el requerido por una empresa de demolición para acabar con los muros visibles. Y, mucho antes, en 1925, cuando Freud escribió Algunas consecuencias psíquicas de la diferencia sexual anatómica, tal vez se equivocó al afirmar que la presencia o ausencia de pene decidía acerca de la envidia fálica de las mujeres, pero acertó al incorporar en el proceso de constitución del aparato en las "consecuencias psíquicas de las diferencias" (también, de las diferencias anatómicas). 
Porque el caso es que montada en el sentido común occidental que supone la disociación entre la naturaleza y la cultura, la ciencia moderna tiende a legitimar muros, tiende a convalidar las desigualdades sociales entre hombres y mujeres, entre negros y blancos, fundada en las diferencias "naturales". Las diferencias "naturales" soportan, entonces, desigualdades sociales. Tal parecería ser que todo queda reducido a establecer cuáles son esas diferencias naturales, esenciales y ahistóricas, para inscribirle encima rasgos y características que favorecen siempre a los sectores dominantes de la cultura y que refuerzan la inequidad de la sociedad de clases. 

Barreras entre hombres y mujeres

Las diferencias sexuales, por tomar solo un ejemplo, existen gracias a la materialidad del sexo (que, a su vez, nada dice acerca del sexo de la materialidad). Así, afirmar que las diferencias sexuales están estrictamente relacionadas con los discursos acerca de las diferencias sexuales, no nos obliga a aceptar que son los discursos los que marcan las diferencias sexuales. Tal vez deberíamos considerar que no es la materialidad del cuerpo la que recibe un discurso que lo forma sino que esa materialidad es ya el resultado de la práctica reiterada por el discurso. O, dicho de otra manera, las normas que regulan el sexo trabajan de manera performativa para construir la materialidad de los cuerpos, la materialidad del sexo en los cuerpos, y de esta manera se ubican en posición subordinada con respecto al imperativo heterosexual. Se trata, entonces, de no renunciar ni a la materialidad del cuerpo sexuado, ni a la eficacia del discurso pero si de criticar la heterosexualidad naturalista reproductiva que construye tanto la materialidad del cuerpo (femenino denigrado) como la sexualidad del discurso (masculino prestigiado). Se trata, entonces, de rescatar el cuerpo de lo que ha dado en llamarse el idealismo lingüístico.

Barreras étnicas

Afirmaba, antes, que las diferencias sexuales existen... pero las razas no. Efectivamente: en un sentido biológico estricto no es lo mismo nacer macho que nacer hembra. Pero en el género humano las razas no existen. Por lo tanto, es posible afirmar que el racismo es un invento de los racistas -lo que no es mucho decir- pero, también, es posible afirmar que las razas son un invento de los raciólogos -lo que ya es decir bastante sobre la sociología positivista de los siglos XIX y XX, y sobre los expertos y especialistas que produjeron la categoría teórica de "raza". Así es: la desigualdad y la exclusión de ciertos sectores de la población que se atribuyen a diferencias raciales son, en realidad, construcciones que, antes que con las diferencias biológicas, se relacionan con sus características sociohistóricas. También las diferencias sexuales -las diferencias anatómicas- existen y eso hace que las mujeres sean, si se quiere, una raza aparte de la raza de los hombres; de la misma forma que los "lungos" pudieran ser considerados como una raza aparte de la raza de los "petisos"; y la raza de las lindas y los lindos pudieran ser una raza aparte de la raza de las feas y de los feos. 
Modificando una conocida frase de Napoleón el Grande, pudiera decirse que "la anatomía es el destino". Los genitales mismos no han seguido tampoco la evolución general de las formas humanas hacia la belleza". 
"Anatomía es destino". El cuerpo es destino. El sexo del infans -más que el color de piel o de sus ojos, más que el color de su piel o de sus ojos, más que la proximidad o la lejanía al ideal estético que impone la cultura, más que la salud o la enfermedad que anida en sus tejidos- el sexo del infans, habla sobre su destino. Dice algo sobre el futuro que le espera. Y no me refiero, por supuesto, a su destino de varón o de mujer; no me refiero al impacto que la anatomía tiene para que un "machito" se virilice o para que una "hembrita" se feminice. Antes que a la diferencia, es a la desigualdad a la que aludo. Desigualdad que, claro está, implica la inferioridad de uno de los términos.
"La anatomía es el destino, podríamos decir glosando una frase de Napoleón. El clítoris de la niña se comporta al principio exactamente como un pene; pero cuando el sujeto tiene ocasión de compararlo con el pene verdadero de un niño, encuentra pequeño el suyo y siente este hecho como una desventaja y un motivo de inferioridad".

Barreras culturales

Airadas voces se levantaron desde un principio contra Freud. Karen Horney (1885-1952) no sólo se opuso firmemente a aceptar que la niña fuera un niño con desventajas sino que se apoyó en el concepto de cultura para estudiar la diversidad de comportamientos individuales en las diferentes sociedades. Por aquellos años -en las décadas del 40, del 50-, el impacto de las ideas de izquierda en la vida académica norteamericana se hizo sentir. Karen Horney, Harriet Sullivan y Erich Fromm fueron los nombres mayores que aportaron al culturalismo norteamericano; y el culturalismo norteamericano fue la semilla que germinó dando forma a los estudios multiculturales contemporáneos.
Tuvo que caer el Muro de Berlín; fue necesario que Fukuyama nos alertara con respecto al Fin de la Historia; cantaron presente las consecuencias del Choque de Civilizaciones descriptas por Huntington; hasta el Imperio de Hardt y Negri contribuyó... para que las concepciones marxistas acerca de la lucha de clases quedaran cuestionadas y para que triunfara la subjetividad imaginaria característica del capitalismo -subjetividad sin faltas; subjetividad sin diferencias; "subjetividad clausurada bajo la forma de un múltiple sistema universal de equivalencias abstractas" que el multiculturalismo encarna.
Gruner sostiene que el multiculturalismo intenta vanamente reemplazar la categoría "lucha de clases" al tiempo que pretende triunfalmente instalarse como totalidad articulada del capitalismo. Y ese vano intento se debe a que aún no ha sido posible eludir la evidencia marxista de que hay algo en la realidad del capitalismo que "no cierra"; algo que pone en evidencia una falla en el sistema de equivalencias universales; algo que ha dado en llamarse plusvalía. La misma plus valía que Lacan asimila al plus de goce cuando sostiene la teoría psicoanalítica del síntoma. De ahí que, para Grüner (y, por supuesto, para Zizek) es Lacan quién defiende, contra otros psicoanálisis, la concepción del inconsciente como lugar de lo irrepresentable, como expresión del carácter inarticulable de lo Real.

Barreras Científicas 

Es posible que así sea. Pero eso no tiene porque impedirnos enunciar que la operación teórica de Lacan con respecto a las otras disciplinas científicas se parece, en mucho, a la sostenida por el multiculturalismo; tiene un aire de familia con ese discurso totalizante y totalizador que hace virtud del respeto a los "otros" al tiempo que se instala en el lugar privilegiado del "único".

LA DESIGUALDAD Y LA EXCLUSIÓN DE CIERTOS SECTORES DE LA POBLACIÓN QUE SE ATRIBUYEN A DIFERENCIAS RACIALES SON, EN REALIDAD, CONSTRUCCIONES QUE, ANTES QUE CON LAS DIFERENCIAS BIOLÓGICAS, SE RELACIONAN CON SUS CARACTERÍSTICAS SOCIOHISTÓRICAS


Babel es el nombre del mito bíblico. Babel es el nombre de la torre que pretendieron construir los antiguos para llegar al cielo. En cierto sentido, Babel es el mito fundador de la diversidad; mito que estableció barreras lingüísticas allí donde reinaba la lengua única. A partir de ese momento la lengua matera, la lengua compartida le cedió el lugar, intervención mediante, a la lengua divina. Y la lengua divina fue desde entonces, las lenguas; y las barreras lingüísticas se convirtieron, así, en modelo sobre el cual se instalaron las otras barreras de la diversidad: barreras generacionales, barreras étnicas, barreras de género, barreras de clase social, barreras culturales, etc.
Dice el Génesis que "En ese entonces se habla un solo idioma en toda la tierra. Al emigrar al oriente, la gente encontró una llanura en la región de Sinar, y allí se asentaron. Un dia se dijeron unos a otros: Vamos a hacer ladrillos, y a cocerlos al fuego. Fue así como usaron ladrillos en vez de piedras, y brea en vez de mezcla. Luego dijeron: Construyamos una ciudad con una torre que llegue hasta el cielo. De ese modo nos haremos famosos y evitaremos ser dispersados por toda la tierra. Pero el SEÑOR bajó observar la ciudad y la torre que los hombres estaban construyendo, y se dijo: Todos forman un solo pueblo y hablan un solo idioma; esto es sólo el comienzo de sus obras, y todo lo que se propongan lo podrán lograr. Será mejor que bajemos a confundir su idioma, para que ya no se entiendan entre ellos mismos. De esta manera Dios los dispersó desde allí por toda la tierra, y por lo tanto dejaron de construir la ciudad. Por eso a la ciudad se le llamó Babel, porque fue allí donde el Señor confundió el idioma de toda la gente de la tierra, y de donde los dispersó por todo el mundo."
Queda claro, entonces, que no había diferencias en el origen, que en un principio estaban todos juntos, que ese espíritu de cuerpo estaba dado por la lengua compartida, por el anhelo de ser famosos y el temor a la dispersión (dispersión que, dicho sea de paso, no conocían ya que nunca habían sido dispersados).
Queda claro, entonces, que la intervención del Señor estuvo destinada a separarlos de la lengua materna, invitarlos, obligarlos, digamos, a olvidarse de la lengua original (nada de bilingüismo)para acceder a la lengua divina, y que esa acción tuvo algo de castigo; algo de punición por haberse atrevido a desafiar su poder, por haber intentado alcanzar a Dios, por pretender estar a su altura.
Según algunas interpretaciones del capítulo 11 del Génesis, los hombres aspiraban, con la construcción de esta torre, alcanzar el cielo; tocar el cielo con las manos; vencer el obstáculo que separaba el cielo de la tierra; atravesar la barrera que se interponía entre los hombres y Dios; diseñar un puente entre lo humano y lo divino. Llegar al lugar dónde moraba Dios. Y, quién dice llegar al lugar de Dios, dice ocupar el lugar de Dios. Por eso fueron castigados con la pena de la dispersión. Todo quedó reducido, entonces, a una renuncia vertical y un desafío horizontal: interrumpir la edificación y administrar la dispersión, desempeñarse en la totalidad de la diversidad. 
Pues bien, todo hace pensar que el capitalismo en su fase actual está cumpliendo el mito religioso de la Torre de Babel. Y el multiculturalismo ha devenido en la ideología perfecta de la globalización capitalista. Porque al tiempo que propone y enaltece la aceptación de la diversidad, conduce no sólo a la segregación autoafirmatoria de cada minoría en una especia de "al don pirulero" absoluto, sino que siendo sólo "la lógica cultural del capitalismo multinacional" se instala como única y eterna: lógica totalitaria.
Cuando aún no ha cesado el modelo clásico de la colonización -los países metropolitanos subordinando y explotando económica, política y culturalmente a los países colonizados- ya un nuevo esquema protagoniza el cuadro: las empresas multinacionales explotando por igual a la población global. Se da, entonces, la paradoja de una colonización donde sólo hay colonias sin países colonizadores: "el poder colonizador no proviene más del Estado -Nación, sino que surge directamente de las empresas globales".
Es en ese sentido que el multiculturalismo se postula como ideología privilegiada del capitalismo tardío: cuando desde una posición supra -por encima de todo- trata a cada cultura como "nativos", como "aborígenes", como "pueblos originarios" que deben ser estudiados y respetados. "En otras palabras "dice Zizek) el multiculturalismo es una forma de racismo negada, invertida, autorreferencial; un "racismo con distancia": respeta la identidad del Otro, concibiendo a éste como una comunidad "auténtica" cerrada, hacia cual él, el multiculturalista, mantiene una distancia que se hace posible gracias a su posición universal privilegiada. El multiculturalismo es un racismo que vacía su posición de todo contenido positivo (el multiculturalismo no es directamente racista, no opone al Otro los valores particulares de su propia cultura), pero igualmente mantiene esta posición como un privilegiado punto vacío de universalidad, desde el cual uno puede apreciar (y despreciar) adecuadamente las otras culturas particulares: el respeto multiculturalista por la especificidad del Otro es precisamente la forma de reafirmar la propia superioridad."
Porque lo que aquí está en juego es la universalidad del multiculturalismo que supone la permanencia eterna del capitalismo ya que, esa coexistencia dispersa, esa hibridación cultural que no encuentra traducción simultánea, la heteroglosia Bajtiana, termina aceptando la absolutización del sistema; deja intacta la homogeneidad del capitalismo gracias al abandono de la lucha de clases.

EL DERRUMBE DEL MURO DE BERLÍN NO PUDO IMPEDIR QUE OTROS MUROS, VIEJAS Y NUEVAS BARRERAS, LÍMITES INFRANQUEABLES, FRONTERAS INTRANSITABLES, SE ERIGIERAN POR FUERA Y POR DENTRO

El reemplazo de la lucha de clases por el multiculturalismo es una operación fundamental para mantener la ilusión de un Sistema que, de haber funcionado bien, hubiera evitado las catástrofes que protagonizamos. Pero ocurre que el capitalismo cuando funciona bien, funciona así: y ha triunfado porque logró instalar en el imaginario social su condición de único sistema posible, dueño absoluto de la democracia, de los valores de la libertad y de la igualdad, de modo tal que las crisis por las que atraviesa (y que pone en riesgo a la humanidad, toda) vendrían a ser el resultado de su falla y no de su "naturaleza". Así como Marx sostenía que todo sistema lleva en su seno las fuerzas que le son antagónicas, el capitalismo triunfa cada vez que logra reforzar la idea de que lleva en su seno las fuerzas que se encargarán de salvarlo. El capitalismo triunfa cada vez que logra instalar la idea de un capitalismo malo (racista y explotador) y un capitalismo bueno (multicultural). 
"Es como si, dado que el horizonte de la imaginación social ya no nos permite considerar la idea de un eventual caída del capitalismo (se podría decir que todos tácitamente aceptan que el capitalismo está aquí para quedarse), la energía crítica hubiera encontrado una válvula de escape en la pelea por diferencias culturales que dejan intacta la homogeneidad básica del sistema capitalista mundial. Entonces, nuestras batallas electrónicas giran sobre los derechos de las minorías étnicas, los gays, y las lesbianas, los diferentes estilos de vida y otras cuestiones de ese tipo, mientras el capitalismo continua su marcha triunfal."

2 comentarios:

  1. Excelente artículo. Sumamente claro en relación a los velos, que acompañados de discursos varios, legitiman al capitalismo con un ala más progresista,pero en realidad es sostener más de lo mismo.

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  2. Es así Cecilia, gracias por comentar!

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