jueves, 25 de febrero de 2016

Modelos de Estado en Argentina y América Latina

Discepolín Vive - Historia


AMÉRICA LATINA

En América Latina la evolución fue lenta. Son muchos todavía los que ven en el Subcomandante Marcos a un nuevo Che Guevara, cuando en realidad éste fue un héroe revolucionario mientras que Marcos quiere reafirmar la democracia y defender la identidad de los pueblos mayas. El mundo intelectual se resistió durante mucho tiempo a la idea democrática, a veces por buenas razones, cuando el tema democrático se utilizaba efectivamente para defender los intereses dominantes




La independencia
de América Latina
en el Siglo XIX

La caída de la monarquía española en 1808 provoca, a partir de 1810, una primera oleada revolucionaria. En México, los sacerdotes Hidalgo y Morelos conducen la insurrección. En América del Sur estallan movimientos separatistas, animados por Miranda y Bolívar en Venezuela, Belgrano en el Virreinato del Río de la Plata, O`Higgins en Chile. Pero las disensiones internas y la restauración borbónica en España permiten restablecer, en todas partes, salvo en los países del Plata, la soberanía española. En 1817 se reinician las rebeliones: San Martín libera Chile y Perú; Bolívar toma los tres países del norte, federándolos en una “Gran Colombia”; Iturbide proclama la independencia en México en 1821. Entre 1821 y 1824, los países de América Central crean una república federal. En Brasil, Pedro, heredero del trono portugués, evita la revolución aceptando la corona imperial.
La afirmación de las tendencias centrífugas en América Latina hace fracasar los sueños federalistas de Bolívar (congreso de Panamá, junio-julio de 1826): la Gran Colombia se ve privada de Venezuela y, luego, de Ecuador. En 1839, las Provincias Unidas de América se fragmentan en cinco repúblicas a las que, en 1903, se suma Panamá.

Formación de los Estados
de América Latina
(Siglo XIX- Mediados del XX)

La independencia en América latina ha reforzado el poder de los caciques (señores locales) sobre los nativos. Desde entonces, se manifiesta una permanente tendencia a la disolución de los Estados, evitada sólo gracias a la instauración de dictaduras militares. El creciente papel del ejército en la vida política exacerba los nacionalismos. Las guerras se multiplican, favoreciendo las modificaciones de fronteras en detrimento, especialmente, de los Estados interiores (Paraguay, Bolivia) y en beneficio de los Estados relativamente sólidos (Chile, Perú y, sobre todo, Brasil).
La debilidad de los Estados facilita el imperialismo de las grandes potencias: dominio económico de Gran Bretaña sobre el “triángulo blanco” (Argentina, Uruguay, Chile); intervención militar, en 1862, de los franceses en México, donde crean el efímero Imperio de Maximiliano (1864-1867); dominio de los Estados Unidos. Tras haberse anexionado las provincias septentrionales de México por el tratado de Guadalupe Hidalgo, 1848, éstos extienden su influencia, primero, a la región del Caribe; tras la primera guerra mundial y la decadencia británica, esta influencia se ejerce sobre toda América latina. La verdadera emancipación, iniciada en México con la Revolución de 1911, queda pendiente.



La crisis financiera de los años 1930 repercutió no solo económicamente sino que alcanzó las áreas sociales y políticas haciendo protagonista la figura del golpe de estado, las fuerzas armadas y los ejércitos.

En el período 1930-1945 América Latina pasó por un período populista con el que trató de resolver sus problemas económicos, aunque en el fondo se notaba un fuerte autoritarismo conservador, los cambios sociales fueron presionados por innumerables huelgas que exigían más democracia.

Las clases sociales fueron cambiando progresivamente afianzando a las clases medias y denotando fuertes migraciones internas que desarrollaban las ciudades más importantes destacando la capital de cada nación.

Los movimientos ideológicos se impregnaban de ideas nacionalistas influidos por el socialismo y el fascismo con un marcado acento antiimperialista, destacan en esa época.

Líderes populares tales como: Getúlio Vargas en Brasil, Juan Domingo Perón en Argentina y movimientos populares como el APRA, el Febrerismo paraguayo, el Integralismo Brasileño y el sinarquismo Mexicano, destaca también este periodo con la guerra fronteriza del Chaco entre Bolivia y Paraguay.

El periodo 1945-1975 se caracterizó por dos proyectos nacionalistas: el neoconservador y el neopopulista. El primero de tendencia hacia el crecimiento económico, modernización de la sociedad y la participación del capital extranjero, benefició a las clases medias y altas (burguesía industrial y latifundistas), el segundo pretendió mayor control estatal y mayor atención a las clases populares.

En 1948 se establece la Organización de Estados Americanos (OEA). El fin de la guerra mundial sembró más ideas de democracia y de desarrollo, destacando en este grupo de desarrollistas y nacionalistas: el populismo democrático chileno, la Acción Democrática de Rómulo Betancourt, la COPEI de Venezuela y el Nacional-populismo del Perú.

En 1958 triunfó la Revolución cubana destacando Camilo Cienfuegos (1932-1959). Ernesto Che Guevara (1928-1967). En 1961 se originó la crisis de los misiles soviéticos en Cuba, USA inicia el bloqueo económico y Fidel Castro (1927) proclama a Cuba como estado socialista.

La revolución cubana tuvo grandes influencias políticas en América Latina a partir de 1960, para muchos intelectuales Cuba era el camino a seguir, y Cuba estaba abierta a exportar su revolución. La isla sirvió de retaguardia y centro de formación e instrucción para los revolucionarios y las guerrillas latinoamericanas.

En 1973 Augusto Pinochet derrocó al gobierno marxista de Salvador Allende, quien había sido electo democráticamente.

Argentina, Brasil, Uruguay y Chile estuvieron desde mediados de 1960 bajo la influencia política de los gobiernos militares.

En 1975 trece países de América Latina eran gobernados por regímenes militares: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Ecuador, Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú y Uruguay.

En 1989 las tropas estadounidenses invadieron Panamá para derrocar al dictador Manuel Noriega.

Destaca en este periodo de movimientos revolucionarios la tendencia de un ala de la iglesia católica inclinada hacia el socialismo, llamada la Teología de la Liberación, destacando personajes como Hélder Cámara (1909-1999), Leonardo Boff (1938), Gustavo Gutiérrez (1928) y los movimientos indigenistas donde resalta Rigoberta Menchú (1959).

Las guerrillas rurales se han vivido en países como Venezuela, Guatemala, Perú, Nicaragua, Colombia y las Guerrillas Urbanas como las de Uruguay, Brasil y Argentina.



MODELOS DE ESTADO EN ARGENTINA

Por Lic. Alicia Iriarte

Los especialistas en la problemática del estado sostienen que el estado, además de ser un instrumento de dominación política, es un ordenador de la sociedad; un articulador social, un estructurante de la sociedad que impone determinado tipo de orden. Si bien el estado surge con el orden político del capitalismo adopta distintas formas que se vinculan con determinados contextos históricos.
Teniendo en cuenta que el estado no es algo inmutable, es un producto histórico, se repasarán diversas formas que ha adquirido el estado en la historia reciente de Latinoamérica, más específicamente de la Argentina, fruto de distintos tipos de articulación Estado-sociedad.
Si bien se podrían reconocer tres grandes modelos: el constituido a mediados del siglo XIX con el estado liberal oligárquico; el que se conforma a partir de los ´40 con el Estado social, nacional-popular, y el que comienza a conformarse a fines de los años `70, y la crisis del estado de bienestar, el estado neoliberal podrían distinguirse, además, otras formas intermedias lo que nos permitiría identificar los siguientes tipos de estados:

1 – el modelo constituido a mediados del siglo XIX, que sería identificado como el liberal oligárquico.
2 – el que comienza a conformarse a partir de la década del `40, nacional-popular o social
3 – el Estado desarrollista, en la década del `60.
4 – el tipo de Estado burocrático-autoritario que se ubican en la década del `70.
5 – el modelo que comienza a delinearse a fines de la década del `70 a partir de la crisis del Estado de bienestar, y queda configurado a fines de los `80 y comienzos de los `90 con las políticas de ajuste y la nueva integración al mercado mundial, el estado neoliberal.

El Estado emergente de las luchas por la emancipación

A partir de las luchas por la independencia se produce la desestructuración del estado colonial. Recién a partir del período de la Organización Nacional comenzó a vislumbrarse la posibilidad de articular y compatibilizar los diferentes intereses regionales con un sustento material, político y de valores compartidos. Recién entonces podríamos hablar de un estado nacional en la Argentina.
La etapa que comienza en 1852 es la de la construcción de un nuevo estado-nación y en 1880 puede considerarse que esta etapa está cerrada en la medida en que ha culminado con éxito la instauración del estado nacional.

1 – El Estado liberal-oligárquico

Una de las características del estado que se configuró a partir de la segunda mitad del siglo XIX es que se constituyó con la fuerza de un gobierno central, que se impuso ganando el control del espacio social y territorial. Esa centralización del poder político no hubiera sido posible sin el concurso de una fuerza militar. Por otra parte a este dominio del territorio contribuyó la formación de un mercado nacional, que unificó el espacio interior para integrarlo en la economía internacional. El ingreso de capitales extranjeros, además, se llevó a cabo a través del modelo agroexportador. El modelo agroexportador imperante en nuestro país en el siglo XIX se apoyaba en una clara división internacional del trabajo por la cual Gran Bretaña era la proveedora de materias primas. La conformación del estado nación en la Argentina tuvo, además, características particulares en tanto coincidió con la incorporación de una gran masa inmigratoria proveniente de Europa occidental.
El proceso de organización nacional terminó a partir de los `60 con las autonomías provinciales a través del ejército nacional, llevando a cabo obras de infraestructura y comunicaciones y extendiendo las relaciones capitalistas a todo el territorio nacional. El elemento productivo central de este modelo de acumulación agroexportador fue la estancia, que terminará simbolizando el sistema de autoridad económico y político cultural de la clase dominante.
El gobierno y los asuntos nacionales se estructuraban de tal forma que servían y satisfacían a un círculo restringido de intereses y de individuos privilegiados por la oligarquía.
El Estado adoptó un rol modernizador y portador de un progreso identificado con el mundo cultural europeo occidental. Se promovió la integración social mediante el amplio acceso al sistema educativo. La constitución de la identidad nacional fue desarrollada a través de la educación pública.
El período que corresponde a este modelo de relaciones estado – sociedad fue destacado, desde una perspectiva modernizadora, como una etapa de crecimiento y ascenso en el contexto mundial y, desde una perspectiva democrática, ha sido criticado por su carácter elitista y autoritario.
Este estado liberal oligárquico cambia de régimen político en 1916 donde se produciría el pasaje del estado liberal oligárquico al democrático liberal, momento en el cual de la democracia restringida se pasaría a la ampliada, lo que beneficia a la democracia y las libertades políticas a partir de la irrupción del radicalismo irigoyenista y la incorporación de los sectores medios con su exigencia de participación en el sistema.
Luego, el impacto de la crisis del `30, el golpe militar de ese mismo año, y la misma conflictividad presente en el partido gobernante, la declinación del comercio internacional y la reducción nacional de la capacidad de compra contribuirán a la declinación del estado liberal y el surgimiento de una mayor intervención del estado en la economía.
2 – El Estado nacional-popular o social

Este modelo de estado es producto de la crisis del capitalismo del `30 y la sustitución de importaciones en los países periféricos. El estado comienza a adquirir nuevas características al tiempo que pierde hegemonía el sector oligárquico; la sociedad civil ha sufrido transformaciones con el advenimiento de nuevos actores, el empresariado industrial y el proletariado urbano.
La incorporación de los trabajadores y la desarticulación de relaciones que se arrastraban del tipo de dominación oligárquica se realizaron a través de líneas nacional-populares. El estado deja de concebirse como gendarme y exclusivo protector de los derechos individuales para convertirse en garante de los derechos sociales. Surge la imperiosa necesidad política de atender las demandas de los nuevos sectores sociales constituidos en actores de la escena política.
El modelo de acumulación característico de este tipo de relación Estado-sociedad en la Argentina se basó en un modelo de industrialismo sustitutivo que reemplazó al agroexportador. Este modelo está asociado a las demandas populares, en el distribucionismo y el liderazgo carismático como articulador de la movilización popular.
En lo económico el estado pasó a tener un papel activo en la producción de insumos básicos y en la aplicación de instrumentos de políticas, cuotas de importación, crédito industrial, promoción sectorial, etc. El estado adquirió así un rol protagónico en la promoción del crecimiento económico.

3 – El Estado desarrollista

Luego de la Revolución Libertadora cambia el régimen político, pero la intervención del estado en el desarrollo continúa con un nuevo subtipo del estado social: el estado desarrollista. Este tipo de estado, impulsado como idea fuerza por la CEPAL, dominó la escena latinoamericana hasta la segunda mitad de los años sesenta. El estado desarrollista era intervencionista más que estatista y, aunque preconizaba un fuerte sector público el orden económico seguía basado en el mercado, pero en un mercado regulado por la planificación. Ello implicaba la postergación del estado benefactor. En Argentina se desarrolla en el marco de una democracia con proscripción, con una estrategia económica que amplía las estructuras tecnoburocráticas, distinguiéndose de la estrategia nacional popular en cuestiones de énfasis: mientras la última consideraba al estado en función de la distribución y la autonomía nacional, la desarrollista lo hizo a favor del aumento de la inversión y la integración a este proceso del capital extranjero. Este modelo otorgaba un rol mayor al empresariado, a la racionalidad del sector público y menor para los sindicatos y la movilización popular.

4 – El Estado burocrático autoritario

Posteriormente en 1966 (y en la década del `70) se inicia la fase burocrático-autoritaria del estado. Ésta se caracterizó por la exclusión política y la presencia de corporaciones industriales al poder. Este régimen autoritario estaba fundado en la hipótesis de una guerra interna de carácter ideológico, articulada en torno al conflicto entre capitalismo y comunismo, y asentada en la retórica de la modernización y la inserción en la civilización occidental y cristiana. Adopta la forma inédita de un estado militar que no dependía de un caudillo sino que es producto de operaciones planificadas por los estados mayores de las Fuerzas Armadas.
Este era un sistema de exclusión política y económica, despolitizante, que se corresponde con la etapa de profundización del capitalismo periférico y dependiente pero también dotado de una extensa industrialización.
Estos regímenes militares eran partidarios del libre juego del mercado, al que concebían como el ámbito por excelencia de la libertad individual.

5 – El Estado neoliberal

Desde fines de la década del `70 comienza a dejarse atrás un modelo basado en la industrialización sustitutiva, la política de masas y el desarrollo industrial; se asiste a la crisis  de ese modelo de industrialización sustitutiva basado en la demanda interna. El impacto del endeudamiento y de la necesidad de políticas de ajuste se imponen junto a la necesidad de lograr una nueva inserción a nivel internacional. Desde las posturas neoconservadoras se diagnosticó la crisis del estado de bienestar señalando el excesivo tamaño adquirido por el sector público, la necesidad de reducir los costos del Estado y fomentando el desarrollo de un amplio sector privado de servicios. Este modelo se inserta en un contexto internacional impactado por la globalización de la economía y por la difusión a nivel mundial de las pautas de la economía de libre mercado.
Desde fines de los `80 predomina, entonces, el enfoque neoliberal del estado que se expresa en términos económicos como lucha contra la inflación y a favor de una separación estado - sociedad civil para alcanzar la estabilidad económica.
En los `90 se encara un proceso de redimensionamiento del estado y del papel prestado por el sector privado, delineándose un nuevo modelo de acumulación. El eje del proceso económico deja de ser el trabajador y su organización pasa a ser el mercado, el consumidor y el management. En muchos casos se apeló a la privatización de empresas públicas prestadoras de servicios, a la descentralización y a la reducción del papel del estado en aspectos vinculados con la función social del estado. Este modelo impulsa demás, la flexibilización laboral y da lugar a la precarización de las relaciones laborales. Se asiste al pasaje de un modelo cultural vinculado a lo público-estatal, de solidaridades nacionales hacia otro vinculado al mercado, a la sociedad civil y a la competencia.
En este contexto se verifica el pasaje de la centralidad que adquiría la figura del “trabajador” a la del “consumidor”. La relación Estado-sociedad se modifica y el estado se reestructura tanto en relación con los factores internos como con los externos, emergiendo un nuevo modelo: el estado neoliberal.


 Los orígenes (1516-1535)

En febrero de 1516, el navegante español Juan Díaz de Solís, que a la sazón buscaba un paso por el suroeste hacia las Indias Orientales, introdujo su nave en el gran estuario del actual Río de la Plata, y reclamó la región circundante en nombre de España.
Sebastián Caboto, un navegante italiano al servicio de España, visitó el estuario en 1526. En busca de comida y suministros, Caboto y sus hombres remontaron el río que posteriormente se llamará Paraná, hasta llegar a un lugar cercano a la actual Rosario; allí construyeron un fuerte y siguieron remontando el río hasta la región hoy ocupada por Paraguay. Caboto, que no abandonó la región durante casi cuatro años, obtuvo de los nativos varias cantidades de plata, un nombre que pronto se aplicó a la cuenca de estos ríos y a la mayor parte de las regiones circundantes.



La colonización (1535-1776)

En 1537, uno de los lugartenientes de Mendoza, Juan de Salazar de Espinosa, fundó Asunción (hoy capital de Paraguay), que fue el primer asentamiento permanente en la cuenca del Río de la Plata. Desde su base en Asunción, los españoles fueron gradualmente controlando todo el territorio situado entre los ríos Paraná y Paraguay. Entretanto, las favorables condiciones naturales hicieron que los pequeños rebaños de ganado traídos desde España se multiplicaran y extendieran por la Pampa, creando una situación apta para una economía agrícola estable.
Santiago del Estero, el primer asentamiento permanente de lo que hoy es territorio argentino, fue fundado en 1553 por colonizadores españoles provenientes de Perú. En 1573 fueron fundadas Córdoba y Santa Fé, y en 1580 Juan de Garay realizó una segunda fundación de Buenos Aires. Juan de Garay permaneció varios años organizando nuevamente las instituciones de la vida urbana. Viajando a Santa Fé sufrió una emboscada de los indios guaraníes, y falleció en 1583. En 1620, toda la región del Río de la Plata quedó bajo el control administrativo del Virreinato del Perú. Debido a la restrictiva política comercial del gobierno español, la colonización de la región fue lenta durante el siglo siguiente. Buenos Aires, centro de un floreciente tráfico de productos importados, creció constantemente y a mediados del siglo XVIII su población se acercaba a los 20.000 habitantes.



El Virreinato del Río de la Plata (1776-1810)

En 1776, el territorio ocupado por las actuales Argentina, Bolivia, Paraguay y Uruguay fue separado de Perú, creándose el Virreinato del Río de la Plata.
En 1794, el auge mercantil de Buenos Aires decidió a la Corona a instalar un Consulado de Comercio en esta ciudad. La principal figura fue su secretario, Manuel Belgrano. Entre otros funcionarios del Consulado se encontraban muchos de los miembros de la futura Primera Junta de mayo de 1810 y de otros gobiernos revolucionarios.
En 1806, Buenos Aires fue atacada por una flota británica al mando del almirante Home Riggs Popham, sin autorización del gobierno británico, ante la que el virrey no opuso resistencia alguna; los invasores ocuparon la ciudad, pero fueron expulsados por una milicia popular en agosto siguiente. La nueva fuerza expedicionaria que el gobierno británico envió a Buenos Aires fue forzada a rendirse en 1807. La expulsión de los ingleses fue posible por el entusiasmo del pueblo guiado por Santiago Liniers, quien fue nombrado virrey por Buenos Aires, después de deponer al virrey Sobremonte.




La revolución de Mayo (1810)

El sentimiento revolucionario en la región alcanzó su apogeo en el periodo siguiente al destronamiento del rey español Fernando VII por Napoleón Bonaparte en 1808. Al ser Liniers de nacionalidad francesa, la Junta de Sevilla (creada para mantener la resistencia contra los franceses) decidió en 1809 que éste debía entregar el poder a un nuevo virrey, Baltasar Hildago de Cisneros.
La incapacidad de la corona Española para defender el Virreinato cuatro años antes ante los ingleses y las diferencias entre los funcionarios españoles y los criollos desembocó en la Revolución de Mayo.
El Cabildo Abierto del 25 de mayo de 1810 destituye al Virrey Cisneros y nombra una Junta Provisional Gubernativa conformada por: Cornelio de Saavedra, Juan José Castelli, Manuel Belgrano, Miguel de Azcuénaga, Manuel Alberti, Domingo Matheu, Juan de Larrea, Juan José Paso y Mariano Moreno.
En 1812 llegaron José de San Martín y Carlos de Alvear para ponerse al frente del ejército rebelde, proporcionándole un carácter más profesional.



Las luchas por la independencia (1810-1819)

La Revolución de Mayo trajo como consecuencia luchas armadas por todo el continente americano. Cuando José de San Martín regresó al Río de la Plata, creó la Logia Lautaro junto a Carlos de Alvear. La Logia privilegiaba la lucha por la independencia, y llegó al poder en 1812 otorgando una orientación más radical a la Revolución. Pero a sus ejércitos les costaba avanzar hacia el Alto Perú. San Martín elaboró una nueva estrategia: el Cruce de los Andes, para lo cual debía preparar un ejército más profesional.
En 1814 Fernando VII recuperó el trono de España, jurando guerra a muerte a los patriotas criollos. La intervención de San Martín y Belgrano fue decisiva, promoviendo la convocatoria a un nuevo Congreso Constituyente que declarase la independencia.
Los representantes de las distintas provincias se reunieron en Tucumán en marzo de 1816. El 9 de julio de ese año, los delegados proclamaron la independencia en España y declararon la constitución de las Provincias Unidas de América del Sur (más tarde Provincias Unidas del Río de la Plata).
En abril de 1818 las tropas americanas, al mando de San Martín, vencieron a los ejércitos realistas en la batalla de Maipú (en territorio chileno). Se formaron las 13 provincias, que en 1833 serán 14 al separarse Jujuy de Salta. El problema a resolver era la formación de un gobierno estable, luego de la caída del Directorio.




Las autonomías provinciales (1820-1829)

En 1820 se restableció la paz, pero el problema principal (la formación de un gobierno estable) quedó sin resolver. Durante la mayor parte de la década siguiente reinó la anarquía en las Provincias Unidas, situación que hubiera continuado de no ser por la guerra con Brasil, ya que ésta exigía una forma de organización constitucional.
Buenos Aires convocó a una reunión a las provincias en 1824. El Congreso estuvo dominado por los unitarios, se eligió a Bernardino Rivadavia como presidente y fue entonces Buenos Aires la dueña del poder en la República Argentina (denominación que comenzó a usarse desde ese momento). Argentina le declaró la guerra a Brasil por la ocupación de la Banda Oriental; Brasil fue derrotado y la Banda Oriental se declaró independiente, al igual que Bolivia (Paraguay se mantenía neutral).

  • Presidencias:
  • 1826-1827: Bernardino Rivadavia
  • 1827-1827: Vicente López y Planes

El gobernador de Buenos Aires, Manuel Dorrego (en quién confiaban el resto de los gobernadores por ser federal) fue derrotado por el unitario Juan Lavalle, lo que dio lugar una guerra civil. En Buenos Aires, Juan Manuel de Rosas fue el encargado de resistir a los golpistas del gobierno de Dorrego. En 1829 se acordó que Rosas fuera el gobernador de Buenos Aires y se restituyó la cámara legislativa.



Color de Rosas (1829-1852)

En el interior se creó una liga unitaria que no actuaba como tal. Se enfrentó con la provincia de Buenos Aires; este enfrentamiento desembocó en el Pacto Federal de 1831 (Buenos Aires, Corrientes, Entre Ríos y Santa Fé), por el que se acordó que, cuando estuvieran dadas las condiciones, se erigiría un gobierno federal. Además, se estableció un compromiso militar por el que si alguien atacaba a una de las tres provincias, las tres se considerarían agredidas. El enfrentamiento entre la liga unitaria y los federales llevó a una guerra civil en la que vencieron estos últimos. Entre 1829 y 1831, Rosas había logrado poner orden en la provincia de Buenos Aires y logró la pacificación, negándose a seguir como gobernador si no se le otorgaban facultades extraordinarias. Se sucedieron algunos gobernadores hasta que en 1834 se produjo una guerra entre las provincias de Tucumán y Salta; Rosas ordenó a Facundo Quiroga que, como delegado de la provincia, fuera a pacificar la situación.
El pensamiento de rosas quedó plasmado en la Carta de Hacienda de Figueroa; en ella se estipulaba que las condiciones no eran las adecuadas para establecer un régimen federal, pues las provincias no tenían dinero, se acababa de salir de una guerra civil y todavía seguían luchando los unitarios. Rosas proclamó una constitución nacional y entre 1835 y 18525 fue gobernador de Buenos Aires.



La Organización Nacional (1852-1880)

Luego de la batalla de Caseros, Justo José de Urquiza, vencedor de Rosas crea un gobierno provisional y proclama una constitución en San Nicolás que es aprobada por todos menos por Buenos Aires. En 1862 Buenos Aires acepta la constitución y a partir de ahí se suceden tres presidencias que fomentan la educación, la inmigración y el comercio.
Se genera una guerra contra el Paraguay y se inicia la conquista de los territorios ocupados por los indios en la llamada “Campaña del Desierto”, encabezada por Julio Argentino Roca.

  • Presidencias:
  • 1854-1860: Justo José de Urquiza
  • 1860-1861: Santiago Derqui
  • 1862-1868: Bartolomé Mitre
  • 1868-1874: Domingo Faustino Sarmiento
  • 1874-1880: Nicolás Avellaneda



La Generación del Ochenta (1880-1916)

Luego de la “Campaña del Desierto”, Julio Argentino Roca se transforma en presidente de la nación. Este hombre ocupará el centro de la escena política durante los siguientes 36 años, hasta las primeras elecciones presidenciales luego de la Ley Sáenz Peña en 1916. Esta época se caracteriza por grandes inmigraciones europeas y cuantiosas inversiones británicas. Se incrementa la exportación de materias primas agropecuaria y ganadera. A esta época se la llamó la “Generación del Ochenta”.

  • Presidencias:
  • 1880-1886: Julio Argentino Roca
  • 1886-1890: Miguel Juárez Celman
  • 1890-1892: Carlos Pellegrini
  • 1892-1895: Luís Sáenz Peña
  • 1895-1898: José Evaristo Uriburu
  • 1898-1904: Julio Argentino Roca
  • 1904-1906: Manuel Quintana
  • 1906-1910: José Figueroa Alcorta
  • 1910-1914: Roque Sáenz Peña
  • 1914-1916: Victorino de la Plaza



Las Presidencias Radicales (1916-1930)

Luego de la Ley Sáenz Peña en 1912, que proclama el voto secreto, los radicales llegan por primera vez al poder. Durante sus presidencias tuvieron diferentes problemas: la primera guerra mundial, posguerra, el crecimiento del autoritarismo en Europa y la caída de la bolsa norteamericana en 1929, lo que produjo una gran recesión en el país y mostró su dependencia exterior, esto facilitó el primer golpe de estado de 1930.

  • Presidencias:
  • 1916-1922: Hipólito Yrigoyen
  • 1922-1928: Marcelo T. de Alvear
  • 1928-1930: Hipólito Yrigoyen



La Década Infame (1940-1943)

Apoyado por las ideas autoritarias europeas y por la crisis económica, José Félix Uriburu produce en septiembre de 1930 el primer golpe de Estado al ser derrocado Hipólito Yrigoyen. En 1936, Argentina adoptó una política independiente y disputó a Estados Unidos el liderazgo en América. Se propuso y logró terminar una guerra particularmente sangrienta entre Bolivia y Paraguay. De esa manera, la Cancillería argentina neutraliza el avance de los Estados Unidos tendiente a lograr el panamericanismo mediante un nuevo pacto que estipulaba la no intervención y declaraba fuera de la ley toda intervención diplomática excesiva.
Esta década es caracterizada por fraudes electorales reiterados, esta situación se repite hasta la revolución de junio de 1943, que acercaría al poder al coronel Perón el cual cambiaría la forma de hacer política en el país.

  • Presidencias:
  • 1930-1932: José Félix Uriburu (de facto)
  • 1932-1938: Agustín P. Justo
  • 1938-1942: Roberto M. Ortiz
  • 1942-1943: Ramón S. Castillo



El Peronismo (1943-1955)

La revolución de 1943 tenía entre sus mandos al Coronel Perón, que en un principio desde la secretaría de Trabajo y gracias a sus leyes sociales, fue ganando más poder hasta llegar al puesto de vicepresidente en 1945 y a la presidencia en 1946. Realizó durante sus dos primeras presidencias grandes cambios tanto sociales como políticos y nacionalizó los servicios.
El 1º de mayo de 1949 se promulga la reforma constitucional, apoyada en una nueva realidad ausente en el momento en que se había redactado la Constitución de 1853.
Eva Duarte de Perón impulsó el sufragio de las mujeres, organizó el Partido Peronista Femenino (también conocido como Rama Femenina) y se dedicó a tareas de asistencia social. Eva Perón murió en julio de 1952, desde entonces, la figura de “Evita” adquirió ribetes míticos entre los sectores sociales más humildes y simbolizó al peronismo irredento posterior a 1955.

  • Presidencias:
  • 1943-1944: Pedro Pablo Ramírez (de facto)
  • 1944-1946: Edelmiro J. Farell (de facto)
  • 1946-1951: Juan Domingo Perón
  • 1951-1955: Juan Domingo Perón



Civiles y Militares (1955-1973)

Se abre en 1955 una época pendular con gobiernos civiles que se alternan con militares, hasta el regreso de Perón en 1973.
En las elecciones de 1958, con el apoyo peronista acordado con Perón, Arturo Frondizi asume la Presidencia de la Nación, después de tres años de régimen antiperonista. Frondizi intentó acabar con las proscripciones gremiales y políticas, pero los militares “vigilaron” la marcha del gobierno y, periódicamente, realizaron “planteos”, exigiendo constantes cambios. También fue criticada su política exterior, por ser considerada poco firme ante el comunismo. Las filas de los militares “gorilas”, que lo acosaron a lo largo de cuatro años con crisis y planteos, concluyeron destituyéndolo en marzo de 1962 y José María Guido, titular del Senado, asume la Presidencia de la Nación.
Con el peronismo proscripto, en julio de 1963 se realizaron comicios para elegir presidente y vicepresidente. El candidato de la Unión Cívica Radical del Pueblo, Arturo Humberto Illia, fue elegido con el 25% de los votos, porque contó con el apoyo de otras fuerzas en el Colegio Electoral. El nuevo presidente debió enfrentar dos problemas cruciales: la proscripción del peronismo y el estado deliberativo en que se encontraban las Fuerzas Armadas.
La honestidad fue uno de los rasgos sobresalientes del presidente Illia, aunque ese mérito tardó en ser valorado plenamente.
El comandante en jefe del Ejército, General Juan Carlos Onganía, que fue pasado a retiro, comenzó a preparar el golpe. Tuvo el apoyo de algunos políticos, empresarios y periodistas, que difundieron la imagen de un gobierno lento.

  • Presidencias:
  • 1955-1955: Eduardo Lonardi (de facto)
  • 1955-1958: Pedro E. Aramburu (de facto)
  • 1958-1962: Arturo Frondizi
  • 1962-1963: José María Guido
  • 1963-1966: Arturo Humberto Illia
  • 1966-1970: Juan Carlos Onganía (de facto)
  • 1970-1971: Roberto Levingston (de facto)
  • 1971-1973: Alejandro Lanusse (de facto)



El regreso de Perón (1973-1983)

En 1973 se produce el regreso de Perón, pensando que se podría estabilizar el sistema; pero, con la muerte de Perón en junio de 1974, se agrava la crisis política existente. Asume su esposa Isabel Perón y el contexto de desgobierno alienta el último golpe de Estado del país.
El 24 de marzo de 1976 se consumó dicho golpe de Estado, el más trágico de nuestra historia. La Junta Militar decidió acabar con la “subversión”. Este término englobaba a las organizaciones guerrilleras (prácticamente ya extinguidas en marzo de 1976) pero también a los activistas o simpatizantes de cualquier movimiento de protesta o crítica social. El terrorismo de Estado cubrió el país como la noche más oscura de nuestra historia.
El 2 de abril de 1982 se produce el desembarco de tropas argentinas en las Islas Malvinas. La contienda se cobró 648 vidas argentinas. El fracaso diplomático coronó la derrota militar y las tropas argentinas se rindieron. Luego de la derrota en la guerra de Malvinas, los militares intentaron negociar con los sectores políticos y convocaron a elecciones.

  • Presidencias:
  • 1973-1973: Héctor José Cámpora
  • 1973-1973: Raúl Alberto Lastiri
  • 1973-1974: Juan Domingo Perón
  • 1974-1976: María Estela Martínez de Perón
  • 1976-1981: Jorge Rafael Videla (de facto)
  • 1981-1981: Roberto E. Viola (de facto)
  • 1981-1982: Leopoldo F. Galtieri (de facto)
  • 1982-1983: Reynaldo B. Bignone (de facto)



La Vuelta a la Democracia (1983-1999)

Luego del fracaso de Malvinas, el país vuelve a tener una democracia estable después de más de 50 años de interrupciones militares, se suceden varias presidencias en forma continua, radicales y peronistas conviven en forma armónica, cada una tiene rasgos distintivos de gestión. Raúl R. Alfonsín juzgará y encarcelará a los miembros de la junta militar de la última dictadura.
A mediados de 1989, la situación del gobierno de Alfonsín se volvió insostenible y se temió por la continuidad institucional. La crisis Terminal en que estaba sumido el gobierno de Alfonsín apresuró el acceso a la Presidencia de Carlos Saúl Menem, quien inició una profunda transformación de la Argentina.
La convertibilidad monetaria, montada sobre una ola de privatizaciones en gran escala, suministró un marco de certidumbre macroeconómica.
En 1994 se procedió a reformar la Constitución Nacional, y muchas de las estructuras organizativas del país sufrirán cambios, los que se producirán a partir de julio de 1995. Tal el caso de las nuevas instituciones, como Jefe de Gabinete de Ministros y la autonomía de la ciudad de Buenos Aires.
La política exterior de Menem, en contraposición con la de la gestión de Alfonsín que era una política universalista, se basa en el concepto de interés nacional, buscándose una relación privilegiada con un solo país: los Estados Unidos.

  • Presidencias:
  • 1983-1989: Raúl Ricardo Alfonsín
  • 1989-1995: Carlos Saúl Menem
  • 1995-1999: Carlos Saúl Menem



Ante el Nuevo Milenio (1999-actual)

En 1999, la “Alianza” que expresaba la necesidad de un cambio político (el menemismo, hasta entonces exitoso, ya no pudo seguir ofreciendo una cierta imagen de prosperidad) proclama la fórmula Fernando De la Rúa – Carlos “Chacho” Álvarez que gana las elecciones y asume el gobierno del país. Pronto se vio que no es lo mismo acordar para una elección que constituir una alianza de gobierno.
La noche en que “las cacerolas” coparon la Plaza de Mayo: la noche del 19 de diciembre de 2001, Fernando De la Rúa renunció empujado por saqueos y muertes en el conurbano y ante una multitudinaria manifestación de vecinos con cacerolas, sin una sola bandera política, gritando la consigna: “Que se vayan todos”. El sistema político atravesó por su peor crisis desde el regreso de la democracia. Después, el país tuvo cuatro presidentes en once días.
El resto es historia reciente, el 25 de mayo de 2003, Néstor Kirchner asume como presidente de la Nación.

  • Presidencias:
  • 1999-2001: Fernando De la Rúa
  • 2001-2001: Ramón Puerta
  • 2001-2001: Adolfo Rodríguez Saá
  • 2001-2001: Eduardo Camaño
  • 2002-2003: Eduardo Duhalde
  • 2003-2007: Néstor Carlos Kirchner
  • 2007-2011: Cristina Fernández de Kirchner
  • 2011-2015: Cristina Fernández de Kirchner
  • 2015: Actual Mauricio Macri


Bibliografía consultada:


  • García Delgado Daniel, Estado y sociedad. La nueva relación a partir del cambio estructural, Editorial Norma, Bs. As., 1994
  • Graciarena Jorge, El Estado latinoamericano en perspectiva. Figuras, Crisis, Prospectiva, EN: Revista de Economía Política, 1984
  • O´Donnell Guillermo, El Estado burocrático Autoritario, Ed. Belgrano, Bs. As., 1982
  • Strasser Carlos, Teoría del Estado, Abeledo Perrot, Bs. As.

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