lunes, 28 de febrero de 2011

Cerco rebelde a Khadafi, confinado a Trípoli

Mientras el dictador libio volvía a culpar a Al Qaida por las revueltas en su territorio y la oposición avanzaba más por el oeste del país, Estados Unidos dijo estar dispuesto a suministrar “cualquier tipo de ayuda” a los rebeldes.

Los rebeldes festejan a sólo 50 kilómetros de Trípoli, donde Muammar Khadafi sigue resistiendo. El líder libio habló ayer con la televisión serbia y dijo que no tenía valor la resolución adoptada el sábado por el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y que lo obliga a tener que dar cuentas ante la Corte Penal Internacional (CPI). Desde Estados Unidos, la secretaria del Departamento de Estado norteamericano, Hillary Clinton, reconoció haber tomado contacto con los rebeldes que ya manejan la mayor parte del país y tienen organizado un Consejo Nacional en Benghazi, la segunda ciudad en importancia en Libia (ver página 20).
En declaraciones telefónicas con el canal serbio Pink TV, Khadafi volvió a apuntar a la red Al Qaida por la rebelión que hace casi dos semanas sacude al país norafricano. “La gente murió por las bandas terroristas”, afirmó. Sin embargo, casi como un acto reflejo, acotó que el país está en orden. “No hay incidentes en este momento y Libia está completamente en calma. No hay nada fuera de lo común. No hay disturbios”, dijo. “Hay un pequeño grupo de opositores movilizado pero está rodeado. Ya solucionaremos eso”, prometió.
Pero eso no es lo que denuncian los habitantes. Según los rebeldes, Khadafi tiene control sobre un 15 por ciento del territorio y a ellos sólo les resta dar el batacazo final en Trípoli. De acuerdo con lo que repite el régimen, en la capital no habría riesgo. Sin embargo, los periodistas que pudieron entrar el sábado a Trípoli escucharon a los residentes que relataban con horror cómo eran levantados de las calles los cadáveres y los heridos para ser llevados con destino incierto.
Khadafi trató de minimizar el cerco interno y de hacer caso omiso al cerco externo. Después de que Estados Unidos impusiera medidas coercitivas unilaterales, el Consejo de Seguridad votó unánimemente el sábado aplicar un paquete de sanciones contra Libia. “No tienen valor”, desafió el líder de 68 años. Sea como fuere, la resolución incluye un pasaje directo para Khadafi y sus funcionarios a La Haya, donde la Corte Penal Internacional tendrá que investigar si se perpetraron crímenes contra la humanidad en territorio libio.
Pero los opositores parecen estar viendo otro canal. Ahora sí, no hay dudas: Zawiya está liberada y los rebeldes están a 50 kilómetros de Trípoli, donde Khadafi erigió su fortaleza. Según publicó The New York Times, los manifestantes anti-régimen festejaron ayer en la plaza central mientras agitaban la monárquica bandera roja, negra y verde que levantaron como estandarte de la lucha por el fin del dominio de Khadafi. “Estuvimos sufriendo por 42 años y ahora estamos pidiendo lo mismo que pide todo el mundo: democracia real”, dijo a ese diario estadounidense el ingeniero Ahmed El-Hadi Remeh. Pero todavía corren versiones de que el régimen intentaría recuperar Zawiya, porque allí reside una de las refinerías más importantes de Libia.
Hillary Clinton dijo que la Casa Blanca estaba dispuesta a suministrar “cualquier tipo de ayuda” a la oposición libia, que ya logró formar un Consejo Nacional en la liberada Benghazi. La jefa de la diplomacia estadounidense reconoció que la administración de Barack Obama estaba en comunicación con los libios anti Khadafi. A bordo del avión que la llevaba a Ginebra para participar de la reunión que hoy celebrará el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, la ex primera dama exigió: “Debe llegar a su fin el régimen de Khadafi y sin más derramamiento de sangre. Queremos que se vaya y que retire a sus mercenarios”.
En Estados Unidos, la oposición le reclama a Obama medidas contundentes contra el gobierno libio. “Es tiempo de acción, no de hacer declaraciones”, disparó el senador independiente Joseph Lieberman, que llama a que la Casa Blanca reconozca al comité revolucionario de Benghazi. Por su parte, el senador republicano John McCain pidió al mandatario estadounidense que considere una intervención militar en Libia. Siguiendo también con la presión, el gobierno británico anunció que había congelado los activos que los Khadafi tienen en el Reino Unido.
Mientras la comunidad internacional posa sus ojos en Libia y Khadafi se agazapa para dar la última batalla en su bastión de Trípoli, la situación humanitaria empeora cada vez más. Según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), unas 100 mil personas ya huyeron de Libia. De acuerdo con el Comité Internacional de la Cruz Roja, sólo en la liberada Benghazi murieron 256 personas y unas 2000 resultaron heridas.

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