COSTA DE MARFIL
Luego del fracaso de las negociaciones encabezadas por Francia y la ONU, las tropas leales al presidente electo Alassane Ouattara lanzaron el ataque final contra la residencia del presidente saliente, Laurent Gbagbo, quien se niega abandonar su cargo a pesar de que las Fuerzas Armadas ayer le retiraron su apoyo. El canciller galo, Alain Juppé, calificó de "absurda" la negativa del dictador a rendirse.
La partida de Gbagbo, quien se encuentra rodeado solo por un puñado de fieles milicianos y se niega a reconocer la victoria de Ouattara, parecía una cuestión de tiempo después de que los comandantes de las Fuerzas Armadas se rindieran ante las fuerzas de paz de la ONU en Abiyán, la capital del país.
"No reconozco su victoria, ¿por qué debería firmar una rendición?", desafió LG desde el búnker subterráneo de su residencia. Además, sentenció que el destino de su país no puede decidirse en "un juego de póquer de las potencias extranjeras".
"Su terquedad es absurda", respondió Juppé, para quien Gbagbo "ya no tiene perspectivas porque todo el mundo lo ha abandonado". Durante una intervención en el Parlamento francés, el funcionario ratificó que las negociaciones para llegar a una solución diplomática en Costa de Marfil fracasaron por la negativa del mandatario atrincherado.
No obstante, Juppé aclaró que “ni la ONU ni Francia” participan de los combates que tienen acorralado al presidente en su palacio. Lo cierto es que su país intervino en la crisis de Estado del occidente africano no sólo por la vía diplomática, sino también militar, pues mantiene una tropa de 1.700 soldados.
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