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Humberto Ruiz sufrió un ataque de epilepsia. El médico se negó a ingresar al barrio y el vecino falleció. El titular del SAME había dicho que “los ambulancieros no pueden actuar por la inseguridad”. Denuncian discriminación.
Humberto Ruiz sufrió un ataque de epilepsia. El médico se negó a ingresar al barrio y el vecino falleció. El titular del SAME había dicho que “los ambulancieros no pueden actuar por la inseguridad”. Denuncian discriminación.
Un grupo de 20 personas de la villa 31 cortó el tránsito ayer en la Autopista Illia y la Avenida Ramón Castillo durante unas siete horas, tras la negativa de la ambulancia del SAME a atender a un vecino de 47 años que finalmente murió. El reclamo se inició a las 10 y fue levantado a las 17, luego de un acuerdo con el gobierno de la Ciudad, que se comprometió a que las ambulancias van a ingresar siempre, con custodia policial.
El martes a las 6:30 de la mañana Humberto Ruiz comenzó a sufrir un ataque de epilepsia y los familiares llamaron al servicio de emergencia, que llegó a las 9:30, según denunciaron, negándose a ingresar. Media hora después, el hombre falleció. “Tenía patrullero disponible y no quiso entrar. Cuando lo sacamos dos cuadras en un carro, la ambulancia ya se había ido. Siempre tenemos que llevar nosotros a los vecinos enfermos”, comentó a Tiempo Argentino Pablo Toconás, vecino de la villa de Retiro. Víctor Castillo, dirigente de una cooperativa barrial, agregó: “El médico nos dijo que ni con 20 patrulleros iba a entrar. Inmediatamente cortamos la autopista y nadie nos atendió. Hoy no se acercó nadie, entonces volvimos a la autopista.”
El corte en la Illia, que conecta el microcentro con la zona norte de la ciudad, generó demoras en las avenidas General Paz y Lugones, donde hubo filas de seis kilómetros. A las 17:20, tras un principio de acuerdo entre los representantes vecinales y el subsecretario de Atención Integrada de Salud, Néstor Abel Pérez Baliño, se levantó el piquete. Según lo acordado, las ambulancias no se podrán negar a ingresar a las villas, y lo harán con custodia policial. Y los vecinos y el Ministerio de Salud se reunirán “en 15 días” para pensar la utilización de choferes, camilleros y enfermeras propias del barrio, “como ya lo hace Correo Argentino”, dijo Castillo, que remarcó: “No queremos trabajo, necesitamos salud.” Además, agregó que el Ejecutivo porteño se comprometió a “no cubrir a nadie ni tapar nada” de lo sucedido el martes, y que el médico y el ambulanciero serán cesanteados.
Según el dirigente social, Juan Domingo Romero, desde julio del año pasado fallecieron cinco habitantes de la villa por la misma situación, en la que los médicos se niegan a entrar por cuestión de inseguridad. “Acá nunca hubo violencia”, remarcó. Alberto Crescenti, titular del SAME, ya había declarado en agosto de 2009 que “por la inseguridad, los ambulancieros no pueden entrar a las villas”. La Defensoría porteña advirtió que “no se pueden tolerar prácticas discriminatorias”. A través de un comunicado, sentenció que “lo sucedido, lejos de constituir un hecho aislado, importa una práctica sistemática de la Dirección General SAME que se niega a cumplimentar las tareas encomendadas por la normativa vigente en barrios considerados ‘peligrosos’ amparándose en la falta de seguridad”. Sobre la protesta y las quejas de los automovilistas, el dirigente barrial Pedro Espinoza opinó: “Nos duele hacerlo pero no nos queda otra.”
El martes a las 6:30 de la mañana Humberto Ruiz comenzó a sufrir un ataque de epilepsia y los familiares llamaron al servicio de emergencia, que llegó a las 9:30, según denunciaron, negándose a ingresar. Media hora después, el hombre falleció. “Tenía patrullero disponible y no quiso entrar. Cuando lo sacamos dos cuadras en un carro, la ambulancia ya se había ido. Siempre tenemos que llevar nosotros a los vecinos enfermos”, comentó a Tiempo Argentino Pablo Toconás, vecino de la villa de Retiro. Víctor Castillo, dirigente de una cooperativa barrial, agregó: “El médico nos dijo que ni con 20 patrulleros iba a entrar. Inmediatamente cortamos la autopista y nadie nos atendió. Hoy no se acercó nadie, entonces volvimos a la autopista.”
El corte en la Illia, que conecta el microcentro con la zona norte de la ciudad, generó demoras en las avenidas General Paz y Lugones, donde hubo filas de seis kilómetros. A las 17:20, tras un principio de acuerdo entre los representantes vecinales y el subsecretario de Atención Integrada de Salud, Néstor Abel Pérez Baliño, se levantó el piquete. Según lo acordado, las ambulancias no se podrán negar a ingresar a las villas, y lo harán con custodia policial. Y los vecinos y el Ministerio de Salud se reunirán “en 15 días” para pensar la utilización de choferes, camilleros y enfermeras propias del barrio, “como ya lo hace Correo Argentino”, dijo Castillo, que remarcó: “No queremos trabajo, necesitamos salud.” Además, agregó que el Ejecutivo porteño se comprometió a “no cubrir a nadie ni tapar nada” de lo sucedido el martes, y que el médico y el ambulanciero serán cesanteados.
Según el dirigente social, Juan Domingo Romero, desde julio del año pasado fallecieron cinco habitantes de la villa por la misma situación, en la que los médicos se niegan a entrar por cuestión de inseguridad. “Acá nunca hubo violencia”, remarcó. Alberto Crescenti, titular del SAME, ya había declarado en agosto de 2009 que “por la inseguridad, los ambulancieros no pueden entrar a las villas”. La Defensoría porteña advirtió que “no se pueden tolerar prácticas discriminatorias”. A través de un comunicado, sentenció que “lo sucedido, lejos de constituir un hecho aislado, importa una práctica sistemática de la Dirección General SAME que se niega a cumplimentar las tareas encomendadas por la normativa vigente en barrios considerados ‘peligrosos’ amparándose en la falta de seguridad”. Sobre la protesta y las quejas de los automovilistas, el dirigente barrial Pedro Espinoza opinó: “Nos duele hacerlo pero no nos queda otra.”
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