En Comodoro Rivadavia, Cristina Fernández de Kirchner contó que en el último viaje que hiciera a Berlín conoció a una química argentina casada con un alemán, que le trasmitía su interés por regresar. Y con el alemán, ¿qué vas a hacer?, le preguntó la mandataria. "Me lo llevo también", le respondió
Y como apuntó Cristina en la anécdota que desgranara durante el discurso: “El alemán era el 801, pero no, porque no es repatriado”.
Sin embargo, David es el primer investigador en recibir el subsidio específico para cónyuges de científicos que se fueron y ahora deciden retornar.
Actualmente, el CONICET le financia un posdoctorado por dos años y va a trabajar sobre campos magnéticos.
Volvieron de Alemania en diciembre de 2010, tras residir cinco años. Realizó su posdoctorado en el Instituto Max Planck de Hannover. Su área de investigación es la fotónica, especialidad que en un futuro se espera pueda reemplazar a la electrónica.
El retorno de científicos que trabajaron en equipos en el exterior tiene un plus para el desarrollo local. En el caso de Cecilia, el acercamiento de su actual equipo en el país con los grupos de investigación que integraba en Alemania permitió incorporar técnicas novedosas de cálculo teórico para el estudio de complejos superficiales.
Así, a la distancia, coordinaron sus trabajos un grupo nacional liderado por el profesor Miguel Ángel Blesa, quien fuera director de Tesis doctoral en la Comisión Nacional de Energía Atómica, y la profesora María Alejandra Grela, en Mar del Plata, con el de Nanotecnología y Fotocátalisis, en Hannover, y el de Química-Física y Teórica, en Bonn, con la argentina repatriada como eslabón.
Cecilia se había ido a Berlín en el 2003 pero por la inercia de la crisis del 2001 y en busca de quien hoy es su esposo, un físico que, aunque extranjero, también terminó siendo “repatriado”.
Relata la química que en noviembre de 2009 había concurrido a la embajada argentina en Alemania, convocada al igual que a todos los científicos, becarios, pasantes, que vivían allá, hacía meses o años.
“Fue impresionante, éramos 150 personas de todas partes y de distintas disciplinas. En ese momento, la directora del área de Relaciones Internacionales del Ministerio nos explicó qué programas existían y había mucha información que no conocíamos. Nos abrieron la motivación de volver porque entendimos que se estaban haciendo un montón de cosas en ese sentido”, señala en una entrevista publicada por Tiempo Argentino con la firma de Lucía Alvarez.
Confiesa que desde 2008 tenía tomada la decisión de estar cerca de la familia y amigos, pero lo que la ayudó fue ver que en el país “se le está dando bola a tu trabajo, que nos iban a respetar. Me motivaba volver para aportar mis conocimientos, y para eso necesitaba integrarme en la comunidad científica local”, dice.
Cuando se presentó a la beca CONICET para hacer el doctorado en biología en la Universidad de Buenos Aires, en 2002, había elegido un tema de ciencia básica, no de aplicación directa.
En términos generales se trata del entendimiento de los sistemas fotocatalíticos, tecnologías que se usan para tratamientos ambientales y de desechos difíciles de degradar.
Ahora, como investigadora del CONICET pertenece al grupo “Fisicoquímica de sistemas de interés ambiental” en Mar del Plata y es profesora adjunta de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad Nacional de esa ciudad.
“Después de esa primera reunión, muchos quedamos en contacto y se formó la Red de Científicos Argentinos en Alemania. En octubre de 2010, nos volvieron a convocar para asistir a una visita oficial con Cristina Fernández. Fue genial. La presidenta habló muy bien y me quedó la idea clara que la educación, la ciencia y la tecnología eran una prioridad. Sabía que era así, pero fue la confirmación más concreta, más visceral. Nos dio números, datos, habló con seriedad”, narra.
Respecto de su esposo, afirma que la había acompañado a la primera reunión que tuvimos de la Red y aprovechó para preguntar a los responsable del programa si no existía un subsidio para los cónyuges de los que se estaban repatriando. “Me contestaron que era una propuesta interesante y al año siguiente, con la visita de la Presidenta, me avisaron que habían estado trabajando un año en mi propuesta y que habían creado un programa de apoyo. Fue un golazo. Mi marido es el número 1, el primero en estrenar ese programa”, exclama entusiasmada.
“Al país lo veo muchísimo mejor. Falta hacer mucho, hay que arremangarse, pero a eso vine, ¿no?”, es su compromiso.
Raíces
La repatriada 800, Cecilia Mendive, regresó al país a través del programa RAICES / PIDRI-PRH del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, que tiene como objetivo fortalecer las capacidades en recursos humanos aplicados a áreas tecnológicas estratégicas, así como también desarrollar y consolidar el sistema nacional de innovación de la Argentina a partir de la ampliación del número de investigadores científicos y tecnológicos con alto nivel de formación académica.Su marido, el físico David Hansmann, se desempeña actualmente en el Departamento de Física de la misma universidad en un proyecto de investigación que cuenta con financiamiento del CONICET.
El Programa RAICES (Red de Argentinos Investigadores y Científicos en el Exterior) fue relanzado en el año 2003 por la Dirección Nacional de Relaciones Internacionales del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva (por entonces Secretaría).
A partir de la sanción de la “Ley RAICES” en noviembre de 2008 el programa RAICES incluye a todos los programas de repatriación y vinculación de científicos, tales como el Programa de Recursos Humanos (PRH) de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica y las becas de reinserción del CONICET (dos instituciones que dependen del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva). Hasta la fecha 804 científicos e investigadores volvieron al país.
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