domingo, 10 de junio de 2012

En Grecia se rompió el contrato social


Marcelo Justo
Página 12


Según la mayoría de los medios europeos, una victoria de Syriza significaría la salida de Grecia del euro, pero Finalis señala que hay espacio para negociar con la burocracia de Bruselas y agradece el apoyo que le llega desde América latina.


El tembladeral de la Eurozona es la segunda fase de una crisis que comenzó con el estallido financiero de 2008 y tiene en vilo al orden mundial surgido con la caída del Muro. Uno de los más inesperados rostros de este conflicto entre lo viejo y lo nuevo que lucha por nacer es la coalición de izquierda griega Syriza. Partido marginal antes de la crisis financiera, Syriza dio el gran salto con el desgaste de los dos partidos tradicionales griegos (socialdemocracia de Pasok y la derecha conservadora de Nueva Democracia) ante los drásticos programas de ajuste exigidos por la Troika (el FMI, el Banco Central Europeo, la Unión Europea) a cambio de un rescate que evitase el default.

En las elecciones del 6 de mayo esta coalición de comunistas variopintos –maoístas, trotskistas, independientes– y verdes obtuvo un 17 por ciento de los votos, cuatro veces más de lo que habían cosechado en los comicios previos. De cara a las elecciones del 17 de junio cuentan con alrededor de un 28 por ciento de la intención de voto y están cabeza a cabeza con los conservadores, la mejor carta que tiene hoy la Troika para imponer el ajuste. Según la mayoría de los medios europeos, una victoria de Syriza significaría la salida de Grecia del euro y la más seria amenaza a la supervivencia de la moneda única europea desde su lanzamiento a fines de los ’90. Página/12 sostuvo un largo diálogo telefónico con Errikos Finalis, miembro del Secretariado Ejecutivo de Syriza, quien se manifestó conmovido por el apoyo que les ha llegado de Argentina, Brasil y el resto de América latina.

–¿Cómo define a Syriza?

–Syriza está en un proceso de transformación. Somos una coalición de izquierda, pero estamos formando un amplio frente popular para incorporar el apoyo de nuevos sectores sociales desde las elecciones de mayo. Campesinos, obreros, pequeños empresarios, la clase media empobrecida, los jóvenes, muchos de ellos desempleados, forman hoy parte de esta nueva base de Syriza. En Grecia se ha roto el contrato social. Nosotros queremos restaurarlo sobre nuevos cimientos. En las últimas semanas hemos realizado más de 300 asambleas populares para escuchar lo que dice la gente y elaborar juntos una solución a sus problemas.

–¿Cuál es su plataforma económica?

–Nuestra primera medida será romper el memorando que el gobierno firmó con la Troika para recibir el segundo rescate. Grecia ha sufrido años de recesión con estos programas de austeridad que sólo han servido para destruir nuestra economía y nuestro tejido social. Vamos a congelar de inmediato los recortes a las pensiones y los salarios. Vamos a frenar las privatizaciones y revertir algunas que ya fueron hechas. Los bancos que han recibido ayuda estatal de unos 200 mil millones de euros y que, por tanto, pertenecen al Estado, quedarán bajo control público. Necesitamos reformar el sistema impositivo que ha permitido que las grandes fortunas griegas no paguen impuestos. En cuanto a la deuda, suspenderemos de inmediato el pago de intereses. Queremos que haya un período de tres años de moratoria para poder dialogar con todos los bancos e instituciones para ver qué parte de la deuda ha sido ya pagada hasta dos o tres veces y qué parte realmente se adeuda. Queremos que haya una auditoría independiente, un poco al estilo de la de Rafael Correa en Ecuador, para decidir qué deuda es legítima y cuál no.

–Su agenda requiere tiempo y Grecia no parece tenerlo. Alemania ha advertido que el memorando no es negociable. El mensaje es que, si Grecia decide desconocerlo, quedará fuera del euro. Teniendo en cuenta que Grecia importa casi todo el petróleo y los medicamentos, además de un 40% de sus alimentos, ¿no se expone a un descalabro total sin el euro detrás?

–En primer lugar tenemos elementos muy importantes para negociar y evitar una salida del euro que nosotros no deseamos. En segundo lugar, la política que se siguió desde el ingreso de Grecia a la Eurozona desmanteló el aparato productivo griego. Nosotros éramos autosuficientes a nivel alimentario. Ya no lo somos. Teníamos una industria manufacturera débil, pero existente, que también fue duramente golpeada. Este modelo económico fracasó. Pero no fue obra de la naturaleza. Fracasó por razones humanas que tienen que ver con el modelo que impuso la Unión Europea para transformarnos en un país de servicios que importa todo. Es necesario comenzar a recrear un modelo viable. Esta es la principal tarea. Alemania está chantajeando al resto de Europa. No tiene ningún derecho a decidir si Grecia sigue o no en el euro. Si usa un mecanismo ilegal para sacarnos del euro, será un problema para el resto de la Eurozona, y no me refiero únicamente a los países del sur: Francia también está muy expuesto. La solución no puede ser unilateral, no puede ser el exterminio de los griegos. Para nosotros el dilema no es el euro o el dragma. El dilema es sobrevivir o no.

–El discurso dominante en muchas capitales europeas es que Grecia tiene que pagar por su propia incompetencia y corrupción. La directora general del FMI, Christine Lagarde, lo dijo en una reciente entrevista con The Guardian. No parece haber mucho margen para la negociación.

–Están usando a Grecia de conejillo de Indias de un experimento que si sale se aplicará en el resto de Europa. Los argumentos que usan se sostienen gracias a un bombardeo mediático que no tiene empacho en difundir mentiras. La idea de que los griegos trabajan mucho menos que los alemanes, o que los jubilados germanos están pagando por la jubilación anticipada de los griegos, es uno de los tantos mitos difundidos por los medios. Según las estadísticas de Eurostat, es decir la oficina de estadísticas de Europa, los griegos son los segundos en horas de trabajo de toda la Unión Europea. Lo mismo pasa con la jubilación. En Grecia, la edad oficial de jubilación de los hombres es de 67 años, de las mujeres de 65. Es un régimen más estricto que en otros países de Europa y las jubilaciones que se cobran después de 30 o 40 años de trabajo son mucho peores. Pero además hay un segundo factor que debería liquidar estos mitos mediáticos de una vez para siempre. Los préstamos de la Troika apenas pasan por Grecia. Se quedan literalmente dos días antes de que ese mismo dinero vaya a los bancos y al FMI. Lo que está haciendo la Troika es salvar a los bancos, no a los griegos, mucho menos a sus jubilados que han visto un recorte brutal de sus pensiones.

–Uno de los peligros de una situación tan difícil es la violencia. Grecia tuvo en el siglo XX una guerra civil y un golpe de Estado. Y en las elecciones de mayo los neonazis tuvieron un considerable apoyo que les permitió tener representación parlamentaria.

–Los neonazis aprovecharon la desorientación y el miedo de un sector de la población, pero no tienen una base social real. Con el paso de los días, su impacto electoral ha disminuido, algo que se va a notar en las próximas elecciones. No cabe duda de que hay aventureros de todo tipo que quieren desestabilizar para influir en el resultado de las elecciones, pero los griegos no quieren pelear entre ellos. Quieren una solución para sus problemas. Lo que pasa es que las campañas existen y se echan a rodar amenazas y rumores como la idea de un golpe de Estado. No tienen ningún fundamento. El ejército no va a repetir los errores del pasado.

–¿Tienen entonces confianza en la victoria?

–No. Desde ya que estamos trabajando para ganar las elecciones, pero las fuerzas internacionales que tenemos que enfrentar son muy poderosas y están intentando aterrorizar al pueblo griego. Si logran imponer su agenda, solo será de modo temporario. Con esta política no podrán mantenerse en el gobierno más que unos meses.

–Muchas cosas que usted ha contado recuerdan la situación de Argentina en 2001. ¿Ustedes han percibido también ese paralelo?

–Lo tenemos muy presente. En estos momentos Grecia se encuentra en una situación muy similar a la que vivió Argentina en los meses previos al default, con programas de austeridad con el sello del FMI que generaban de-sempleo y recesión. Sabemos lo que ocurrió entre diciembre de 2001 y los primeros meses de 2002. Queremos evitar un default que es siempre traumático. Pero lo sucedido en Argentina es una inspiración también porque muestra que es posible salir de esa situación si se abandona la política de austeridad. Mucha gente de Argentina, Brasil y otros países de América latina nos ha enviado mensajes de solidaridad. Yo quiero agradecérselos. Es muy alentador saber que tan lejos mucha gente se da cuenta de que somos parte de la misma lucha.

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