Las autoridades del Colegio Monseñor Audino Rodríguez y Olmos, de San Juan, castigaron a una estudiante de 16 años por hacer referencia a los crímenes de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura cívico-militar. La madre de la alumna aseguró que las autoridades buscan “amedrentar a los demás adolescentes”.
Una alumna de un colegio católico de San Juan recibió 24 amonestaciones por hacer mención del Día de la Memoria y hablar sobre los crímenes de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura cívico-militar.
Belén Icazatti, madre de la adolescente de 16 años denunció que en el colegio Monseñor Audino Rodríguez y Olmos se la castigó por “hablar de la última dictadura, por querer que sus compañeros sepan que, de haber vivido en esa época, ellos podrían haber sufrido los crímenes que muchos otros jóvenes de entonces sufrieron”.
Las autoridades del establecimiento educativo, que depende de la Universidad Católica de esa provincia cuyana, se negaron a remover la sanción, por lo que la mamá denunció el hecho ante la delegación local del Inadi y presentó un expediente en el Ministerio de Educación provincial. “No obtuvimos respuestas, pero es necesario que den marcha atrás con este castigo que le impusieron a mi hija, que es discriminatorio y no tiene más sentido que el de amedrentar a los demás adolescentes, de meterles miedo para que no pongan en práctica su memoria respecto de los derechos humanos”, dijo Icazatti.
Según publica hoy Página 12, en la mañana del viernes 23 de marzo, al momento de la “reflexión” ante la bandera argentina, del que todos los estudiantes del Colegio Monseñor Audino Rodríguez y Olmos de San Juan deben participar, Micaela Lisola pidió la palabra.
“Quería hacer referencia al Día de la Memoria, contar brevemente qué había pasado el 24 de marzo de 1976 e invitar a sus compañeros a la marcha que el día siguiente se iba a hacer en la ciudad. Y la directora le dijo que no, que mejor hablara de la marcha del Día del Niño por Nacer que se realizaría el domingo siguiente en contra del aborto”, contó la madre de la adolescente.
La alumna, que es representante de los colegios privados en el Centro de Estudiantes Unidos Secundarios (CEUS), aceptó esa propuesta, subió al escenario y realizó la invitación a la marcha antiabortista, pero no bien acabó de mencionarla “sintió que le estallaba el corazón”, aseguró la madre “con las mismas palabras” que se lo contó la chica. Por eso luego habló de la dictadura, de los desaparecidos, de los robos de bebés, de las muertes e invitó a la marcha por el Día de la Memoria. “Les dijo a los chicos, que son cerca de seiscientos, que lo que pasó les podría haber pasado a ellos si vivieran en esa época y leyó una frasecita que le había escuchado decir a un nieto recuperado: Sin memoria no hay identidad y sin identidad no hay Justicia”, detalló Icazatti.
Según el relato de la mujer, fue entonces que personal directivo del colegio “se le acercó y le pidió el micrófono y Micaela se lo negó porque le dijo que tenía derecho a hablar. Tras insistencias de parte de ellos, lo entregó y se bajó del escenario”.
“En el colegio no suelen hablar de estos temas. Es muy de derecha y conservador”, descalificó Icazatti a la institución. Sin embargo, los hechos no terminaron allí. Icazatti contó que a su hija la llevaron a dirección, en donde le pidieron que se retractara. “Micaela se negó a disculparse porque sintió que le habían faltado el respeto. Entonces le plantearon la teoría de los dos demonios respecto de la última dictadura y la retaron con que no era quién para hablar de esas cosas, que era chica y que no sabía lo que había pasado”, explicó la mamá. Esa tarde leyó en el cuaderno de comunicaciones de su hija la notificación sobre la sanción que las autoridades del colegio le habían aplicado “por desobedecer” las indicaciones de la directora de no mencionar el Día de la Memoria.
Tras pedir sin éxito a las autoridades que retiren la sanción, Icazatti radicó una denuncia por discriminación ante el Inadi de San Juan y presentó una carta ante el Ministerio de Educación provincial que generó el expediente número 300-03899-I-2012. “Se trata de un acto discriminatorio y, además, de amedrentamiento al resto de los chicos. Todos tienen la mirada puesta en lo que le pasó a Micaela y la reacción de la escuela. Por eso nosotros lo consideramos una sanción disciplinadora para meter miedo –concluyó–. Es muy grave.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario