Cristina Kirchner habló desde un pequeño escenario montado en el puerto marplatense a la fervorosa multitud que se congregó allí.
CRISTINA KIRCHNER RECIBIO EN MAR DEL PLATA A LA FRAGATA LIBERTAD EN UN ACTO MULTITUDINARIO
Finalmente, ayer por la tarde la Fragata Libertad atracó en el puerto de Mar del Plata luego de ser retenida por los fondos buitre en Ghana. La Presidenta saludó a la tripulación y resaltó en su mensaje la defensa de la soberanía.
Por Julián Bruschtein
“Hoy más que nunca Patria sí, colonia no”, destacó la presidenta Cristina Fernández de Kirchner a lo que siguió un bramido de la multitud –que el Gobierno calculó en 200 mil asistentes– que la escuchaba y comenzó a cantar el viejo y conocido cantito de las luchas antiimperialistas de los años ’70. La Fragata Libertad ya había tocado tierra y la tripulación ya había sido felicitada por la Presidenta por su actitud en el puerto de Tema, Ghana, donde permaneció 78 días atracada por un embargo de un fondo buitre inversor. Miles y miles de personas –militantes, veraneantes y vecinos marplatenses– se acercaron hasta la Base Naval de Mar del Plata para vivar a los marinos y escuchar el mensaje presidencial después de un día de playa.
“Acá no había sirenas, allá había buitres y acá había unos caranchos que graznaban y no escuchamos a ninguno, sino que escuchamos el clamor de nuestro pueblo, que pide por sobre todas las cosas respeto y dignidad al pabellón nacional y a los derechos de la Patria”, sostuvo Fernández de Kirchner al recordar los sectores internos que planteaban que había que pagar las deudas para que liberaran a la fragata de su encierro judicial. Las decenas de miles de personas que se encontraban en la explanada que hacía las veces de campo frente al escenario respondieron a Cristina Kirchner cantando “el que no salta es un inglés”. Mencionó entonces que “además de fondos buitre y también de otros que nos amenazan a 12.000 kilómetros o 14.000 kilómetros con venir a militarizar o invadir nuestras islas Malvinas les decimos, desde aquí, de la Argentina, con todo nuestro orgullo, pero también con toda nuestra convicción en cómo deben defenderse los intereses de un país”.
La espera
La espera resultó larga. Desde las dos de la tarde algunas agrupaciones se fueron acomodando frente al pequeño escenario que habían montado para la llegada de la fragata y el discurso presidencial. Con los buques de la Armada de fondo, incluso se veían la parte superior de los submarinos que están atracados en el puerto, las personas que se encontraban en Playa Grande, el balneario situado a un costado de la base comenzaron a acercarse después del día de playa y de que el viento comenzara a soplar más fuerte pasadas las cuatro de la tarde. Pero las ganas de “formar parte de un hecho histórico”, como insistían en plantear la mayoría de los asistentes, hicieron que las dos horas de marchas militares de las bandas de la Marina y la Fanfarria del Alto Perú se matizaran con mate y algún que otro churro. El paso de un helicóptero parecido al presidencial generó algunas corridas, pero era demasiado temprano y la Presidenta todavía no había salido de la ciudad de Buenos Aires.
“Desde el lugar en que estén, están presenciando lo que, tal vez, simbolice con mayor precisión que en otras ocasiones, la defensa irrestricta de los derechos de la Argentina y del respeto a su soberanía y dignidad nacional”, así la Presidenta enmarcó la relevancia del acto al abrir su discurso. El eje lo centró no sólo en el concepto y la defensa de la soberanía de los fondos buitre, sino que lo proyectó hacia la situación histórica interna del país. “Los dos mayores períodos de endeudamiento de la República Argentina se registraron entre 1978 y el 1983 y entre el 1991 y 2001; unos, productos de la apertura y liberalización de la economía y también de una reforma financiera que comenzó a cambiar el perfil productivo de la Argentina y también de un endeudamiento de privados, hay que decirlo con todas las letras, gran endeudamiento de empresas privadas, cuya deuda fue estatizada en 1982 y hoy también tenemos que hacernos cargo los 40 millones de argentinos”, señaló enfocando en la estatización de la deuda privada realizada por Domingo Cavallo cuando era presidente del Banco Central en 1982.
Los militantes kirchneristas fueron llegando desde temprano. Pero la columna del armado kirchnerista Unidos y Organizados fue la más numerosa. Las organizaciones que la componen se esmeraron en la asistencia a lo que consideraban “una acto histórico, el que no viene se pierde el momento de contarles a tus nietos que estuviste ahí, cuando lo vea en los libros de historia de la escuela”, se entusiasmaba Carolina, integrante del Movimiento Evita bajo una bandera roja y negra. Las más numerosas encabezaban la columna como La Cámpora, la seguía el Movimiento Evita, la agrupación Segundo Centenario, la Corriente Peronista Descamisados y el Nuevo Encuentro, de Martín Sabbatella.
En primera fila acompañaron a CFK el vicepresidente Amado Boudou, el jefe de Gabinete Juan Manuel Abal Medina, el ministro del Interior Florencio Randazzo, el secretario de Legal y Técnica, Carlos Zannini, y el gobernador bonaerense Daniel Scioli. En verdad, la presencia de funcionarios y gobernadores del oficialismo fue casi perfecta.
Deudas
La Presidenta recordó que cuando la fragata quedó retenida en Ghana hubo “algún matutino centenario” que planteó que “había que honrar las deudas y pagar a los fondos buitre”. Entonces retrucó: “¿Por qué no empiezan ellos pagándole al Estado lo que le deben de impuestos?”. En la edición del domingo pasado, Página/12 reveló que una medida cautelar planteada por el diario La Nación hace diez años le permitió hasta ahora no pagar una deuda que la AFIP calcula en 280 millones de pesos.
“Esta lucha que estamos llevando a cabo los argentinos no sólo es algo que importe a nuestro país, depende también en gran medida la suerte de un nuevo orden que debe darse en el mundo e inclusive, aun con las actuales reglas, estamos viendo cómo muchos se están dando cuenta de que es necesario tomar una posición firme y seria frente a estos verdaderos depredadores sociales globales en defensa del bienestar de los pueblos y de la subsistencia de los Estados”, advirtió Fernández de Kirchner proyectando la posición argentina sobre otros países que puedan pasar por una situación parecida. “Pero nosotros somos un gobierno acostumbrado a sufrir presiones internas, externas, subterráneas, planetarias”, destacó con ironía y agregó que “vamos a seguir resistiendo porque por la extorsión y por la fuerza nadie va a obtener nada de la República Argentina”. Después de vivar la Patria tres veces y agradecer a los marinos de la fragata finalizó el acto y el mar de gente comenzó a remontar las calles que bajaban hasta la zona de playa.
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