sábado, 23 de febrero de 2013

Memoria, Verdad y Justicia por las víctimas y familiares de la Tragedia de Once

EL PAIS › UNA CONVOCATORIA EN PLAZA DE MAYO CERRO LA JORNADA DE HOMENAJES POR LAS VICTIMAS DE LA TRAGEDIA DE ONCE


La tarde arrancó con un festival y casi a las 20 llegó el acto central. Los familiares contaron sus historias y presentaron sus reclamos. Se leyó un documento con críticas a los empresarios y al Gobierno. “Este no es un acto politizado, es un hecho político”, dijo Paolo Menghini.

Desde el palco montado en Plaza de Mayo, donde se realizó el acto de cierre en memoria de la tragedia de Once, los familiares de las víctimas leyeron un extenso comunicado, en el que destacaron el avance judicial y exigieron al Estado en su conjunto la asistencia integral para familiares y sobrevivientes y el cese de los contratos entre el gobierno nacional y el grupo empresario de la familia Cirigliano, ex concesionarios del ferrocarril Sarmiento. “Este no es un acto politizado, es un hecho político”, leyó Paolo Menghini, padre de Lucas, fallecido en el choque del tren hace un año. Su ex pareja, quien alternó en la lectura, sostuvo: “Es en los Tribunales donde nuestro reclamo judicial debe ser escuchado. La bandera que encabeza nuestro pedido no es la bandera del rencor ni la venganza”. No hubo pancartas partidarias, como pidieron los organizadores, solo flamearon banderas en reclamos de “justicia” por las 51 muertos y “juicio y castigo a los Cirigliano y a todos los funcionarios responsables”.

La jornada en memoria y reclamo por las víctimas y más de 700 heridos en la Estación Once comenzó a las 8.32, hora del choque de la formación, y siguió con varias intervenciones artísticas; al mediodía hubo una misa especial en la Catedral Metropolitana. La concentración en Plaza de Mayo, que a lo largo del día juntó a varios miles de personas, comenzó a las 15 con una serie de recitales, interrumpidos poco antes de la lectura por un falla en el grupo electrógeno. Anochecía cuando Defensa Civil porteña aportó un generador.

Frente al escenario, en un corralito se sentaron familiares y sobrevivientes, además de algunos políticos de la oposición. “Me sorprende que hayan organizado de este modo, que tengan esta pureza en el reclamo de justicia y un mensaje constructivo”, dijo a este diario Juan Carr, de Red Solidaria. Era tan buena la organización del acto, agregó, que él mismo no sabía en qué ayudar. Detrás de él, entre las vallas bajas, se veían asomarse amigos de los familiares, intercambiando abrazos y lágrimas.

El diputado nacional Claudio Lozano, de Unidad Popular, aseguró que éste era “un acto justo y razonable, en rechazo a la complicidad empresaria, sindical y gubernamental, sostenida desde la privatización del servicio de trenes”. A su lado, el legislador porteño por Buenos Aires para Todos Fabio Basteiro explicó que el proyecto del monumento a las víctimas anunciado por el jefe de Gobierno porteño “suena efectista” y agregó: “Tiene que hacerse un memorial conjunto entre Nación y Ciudad, dejando de lado las diferencias políticas, si no hay especulación de ambos bandos”.

Otros dirigentes políticos que asistieron fueron Jorge Altamira y Christian Castillo, por Izquierda Unida; Marcelo Ramal, del Partido Obrero, y el legislador porteño Alejandro Bodart, del MST, junto la ex legisladora Vilma Ripoll. También pasaron por la Plaza las diputadas nacionales Patricia Bullrich (Unión por Todos) y Margarita Stolbizer y su colega de bancada en el FAP, Victoria Donda. Los dos referentes de la CGT opositora que concurrieron fueron Julio Piumato y Omar Plaini. Se vio a Eduardo Amadeo, del PJ disidente; al legislador porteño del PRO Sergio Bergman y a Juan Carlos Blumberg.

A las 19.40, mientras una enorme pantalla de led pasaba algunas de las “500 mil caras por la justicia”, una campaña organizada por los familiares, subieron al escenario los dos conductores de la velada: los periodistas Gabriela Radice y Ernesto Tenembaum. Este último introdujo al primer orador: Adolfo Pérez Esquivel. La tragedia de Once, dijo el Premio Nobel, fue “anunciada” por el informe de la Auditoría General de la Nación “presentado en el Parlamento argentino”, luego pidió cancelar y anular todas las concesiones ferroviarias.

Radice presentó luego a los familiares que a su modo, leyendo poemas, portando banderas o contando anécdotas, recordaron a sus seres queridos. Angel Cerrichio, papá de Matías, mencionó a un tal Hernán: “Es el taxista que me llevó de Once a Plaza de Mayo y durante el viaje me contó que él también usaba el (ferrocarril) Sarmiento y de repente se puso a llorar. ‘Si yo hubiera estado en ese tren, mi papá estaría sentado en tu asiento ahora’, me dijo el taxista”, recordó. Susana, hermana de María Scidone, pidió que la Justicia sea implacable: “Todos debemos ser medidos por la misma vara”.

Uno de los momentos más emotivos lo protagonizó Edwin Ojeda, marido de Tatiana Lezano, embarazada de seis meses. El hombre pidió que se considere al bebé por venir, Uma, como la víctima 52. “Hoy ya no tengo a Uma, mi bebé tan esperada. Hoy ya no veo regresar a mi esposa, como lo hacía todos los días, y no veo crecer ni caminar a mi hija, pero veo caminar con total libertad a los corruptos que forjaron esta masacre”, dijo este albañil y vecino de la ciudad de Hurlingham.

“En esa estación murió gente muy valiosa. Para poner el culo en el tren de las ocho y media tenés que levantarte a las seis y bancarte viajar como ganado. Muchas de los fallecidos eran sostenes de su hogar, laburantes”, dijo Juan Manuel Rey, tío de una de las 51 víctimas.

Pasadas las 20.30, comenzó la lectura del documento consensuado entre el grupo de 15 familiares que organizaron el acto. “Vengan de donde vengan, y se llamen como se llamen, los asesinos son asesinos, los corruptos son corruptos, los cómplices son cómplices y por eso deben ser juzgados y condenados”, leyó Paolo Menghini. Luego pidió a los manifestantes que levantaran los carteles, repartidos más temprano, en los que se exige justicia para las 51 víctimas (dentro del número uno hay otro uno más chiquito en memoria de Uma).

“La tragedia de Once fue la consecuencia de la voluntad de enriquecerse sin importar las consecuencias. Actuaron con desprecio por la vida, creyéndose impunes. Hoy luchamos para que esa impunidad se termine. La corrupción no sólo se llevó la plata del pueblo, esta vez se llevó muchas vidas. La cara visible de la corrupción es la muerte y su cómplice es el silencio. Para ser más claros, los empresarios y funcionarios corruptos mataron a nuestros seres queridos”, leyó María Luján Rey, en uno de los tramos más aplaudidos del documento.

En el documento se destacó la “celeridad” que “todo el personal de la Justicia” le imprimió al trámite judicial, que fue elevado a juicio oral esta semana. Sobre este punto, los familiares consideraron que las “responsabilidades fueron probadas mediante el irrefutable trabajo pericial”. Luego solicitaron al Tribunal Oral 1, donde se llevarán a cabo las audiencias, que tenga “la responsabilidad de aplicar condenas justas y ejemplificadoras” para las 28 personas procesadas y las que surjan durante el debate oral, sean funcionarios de alto rango.

Paolo Menghini siguió con la lectura del documento, donde se afirma que “los integrantes del Gobierno tienen alguna responsabilidad sobre lo sucedido, por acción o por omisión, por haber dejado de hacer o haber callado o por haber mirado para otro lado o agachar la cabeza, cuando se debió ser crítico”. Luego señaló que el mensaje que dedicó la Presidenta el jueves pasado fue “más hiriente que el propio silencio, con un abrazo solidario tardío” y objetó que Juan Pablo Schiavi, entonces secretario de Transporte nacional, no haya sido echado el mismo día de la tragedia.

También se criticó el estado actual de los trenes, más allá de “la herencia recibida” y los anuncios sobre las obras ferroviarias. “Pedimos la estatización de esa empresa (Cirigliano), para salvaguardar los puestos de trabajo, y para que este gobierno deje de negociar con los responsables directos del 22 de febrero”, leyó Menghini.

Luego, siguieron los músicos, siguieron los homenajes, siguió el dolor. La jornada, después de la medianoche, fue cerrada por Kevin Johansen.

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