Presentación
Mientras Perón esperaba la publicación de La fuerza es el derecho de las bestias en Panamá, comenzó a escribir una serie de artículos que fueron publicados en Italia, en la revista Tempo; en Elite, de Venezuela, y más adelante en el diario Pueblo de Madrid. Desde febrero en un caso, marzo en otro y por último mayo de 1956, estos artículos con la firma de Juan Domingo Perón empezaron a circular en los medios internacionales por la difusión y el prestigio que estas publicaciones tenían, lo que le permitió aclarar tanta fabulación sobre su persona y sobre su gobierno, que la dictadura militar llevaba a cabo. Conspiraciones, rumores y calumnias llegaban a oídos del General en su exilio panameño y su pluma narrando los hechos sucedidos, desde los bombardeos, su salida de la patria en la Cañonera Paraguay, el asilo, el tema del petróleo, su anuncio de no renunciar a la lucha y un apartado especial dedicado a Evita, de tono intimista, en el que mostraba su amor y su agradecimiento a esa gran compañera y la preocupación por el destino incierto del cuerpo secuestrado, eran su posibilidad de desmentir tantas injurias. Del poder al exilio. Cómo y quiénes me derrocaron es un compilado de algunos de esos artículos que llegaron a nuestras manos en diferentes ediciones, sin lugar ni fecha, ya que la mayoría eran realizadas en la clandestinidad por la vigencia del Decreto Ley Nº 4161, que prohibía nombrar a Juan Domingo Perón, a Evita, usar sus iniciales, decir las palabras “peronismo”, “tercera posición”, “justicialismo”, reproducir signos, símbolos, escudos, obras artísticas, fotografías de Perón y de Evita, bajo amenaza de ser penado con prisión de hasta seis años. Nos dice el historiador, profesor Fermín Chávez, que la recuperación de la serie de artículos se la debemos al escritor Luis Soler Cañas quien se la entregó en 1957.
Lorenzo A. Pepe Diputado de la Nación (m.c.) Secretario General INSTITUTO NACIONAL JUAN DOMINGO PERÓN de Estudios e Investigaciones Históricas, Sociales y Políticas
Primera Parte del 16 de junio al 2 de octubre
Capítulo I
INTERESES FORÁNEOS
El golpe de Estado que ha derribado a mi Gobierno, elegido con una mayoría de votos aplastante, después de elecciones claras y libres, no ha estado inspirado en sentimientos nacionales, pero sí financiado por fuerzas que se agitan dentro y fuera de la Argentina. Se trata de una verdadera traición consumada en perjuicio del pueblo y, como todas las traiciones, también ésta ha sido comprada con dinero. No existen cien acciones de ese género sostenidas o motivadas por ideales. La conclusión de esos sucesos es que hemos sido objeto de un verdadero ataque armado, no muy distinto de aquel que hizo posible la caída de Mossadegh; como el premier persa, también nosotros fuimos víctimas de la sorda lucha por el petróleo. El consejero comercial inglés en Buenos Aires declaró un día, con desusada franqueza, que cualquier esfuerzo realizado por quienquiera para asegurarse la producción petrolífera argentina sería considerado en Londres como un atentado a los intereses británicos. La Armada Argentina, que presume de haber sido la protagonista número uno de esta “victoria”, no parece querer darse cuenta de haber jugado, en cambio, el simple y absurdo rol de “caballo de Troya”. El objetivo era impedir que los recursos petrolíferos argentinos fuesen explotados, de manera de concurrir al desarrollo industrial del país y la lucha era principalmente contra los Estados Unidos que, según nuestros adversarios, habían tenido la “culpa” de proporcionarnos una operación sobre bases sólidas y concretas.
No es necesario retroceder mucho en el tiempo para hallar la prueba de lo que digo. Basta con leer el contenido de un documento que en estos días y bajo la forma de publicación clandestina circula por Buenos Aires.
Instrucciones de la masonería
La importancia de las publicaciones clandestinas es enorme en mi país. Son ellas las que preparan a la opinión pública y forman los grandes movimientos de opinión de los que nacen después las insurrecciones. Con esas mismas armas fui combatido yo, y muchos que en un tiempo lucharon en mi contra hoy están de nuevo en contra de mis adversarios que fueron sus aliados de ayer. Apenas una situación de emergencia frena la libertad de prensa, aparecen los panfletos para inundar las calles. Dice uno: “Masones y traidores”. Gracias a las revelaciones de un masón que ocupa un alto cargo, y cuyo testimonio es de una seriedad indudable, ha sido posible tomar conocimiento de una ceremonia secreta realizada tiempo atrás con la participación de los miembros del Gran Oriente Argentino. La información está dirigida a todos, sean o no católicos. El Gran Maestro, abriendo la sesión, dio lectura a un mensaje recibido de la Real y Soberana Logia de Londres, con la firma del Gran Maestro Hermano 33. Tal Hermano 33 es un conocido príncipe inglés. Así prosigue el manifiesto clandestino: La Real y Soberana Logia de Londres, por medio de su Gran Maestro, ordena a los hermanos argentinos del Gran Oriente de Buenos Aires adoptar una línea de conducta particular en el debate de la ley sobre la enseñanza religiosa y de la no menos importante sobre el divorcio. Es indispensable insistir en la campaña contra la Iglesia Católica y sus prelados, con el fin de llegar cuanto antes a la total separación entre el organismo religioso y el Estado. Es necesario, por otra parte, evitar que las fuerzas trabajadoras se alíen con los católicos y es necesario, asimismo, que aparezcan instituciones religiosas de carácter privado. Toda tendencia nacionalista debe ser combatida y sofocada y también en el seno del Ejército es indispensable que se formen corrientes de opinión similares a las que existen en la Marina. Se señala luego que, en la cuestión del petróleo, la fuerza masónica debe actuar de manera de sustraer la administración de los yacimientos al Estado; que debe ser rechazada toda participación en el desarrollo de nuestra industria y que, contra la radicación de capitales americanos, conviene facilitar la intervención de los capitales europeos.
No es difícil comprender que en materia de petróleo, los capitales definidos como “europeos” son esencialmente británicos.
Ascensos “patriotas”
Prosigue el manifiesto: Por su actividad personal y por los grandes servicios prestados al Gran Oriente, los hermanos son informados de la siguiente disposición: el capitán de navío Arturo Rial es nombrado Gran Inquisidor y Supremo Maestro del Gran Oriente de Buenos Aires. El contralmirante Rojas es honrado Gran Arquitecto; el capitán de navío Mario Robbio, Gran Inspector; el capitán Alberto Patrón Laplacette, el capitán de fragata Aldo Molinari, el general Emilio de Vedia y Mitre y el general Osorio Aranalson investidos del título de Guardianes del Gran Secreto. El capitán de navío José Dellepiane es designado Gran Custodio de la Libertad y de la Fraternidad.
Antecedentes de algunos “Hermanos”
Es oportuno ahora echar un vistazo a esta lista de nombres. Muchos lectores se preguntarán por qué Arturo Rial en la jerarquía masónica es más importante que el contralmirante Rojas. Es simplísimo. El verdadero inspirador y jefe de la Revolución, conducida desde la Marina, fue Rial y no Rojas. Se debe a Rial la organización de las células de los opositores y es él, hoy, quien dirige la política del Gobierno, quien impone las depuraciones y quien firma secretamente los decretos en base a los cuales tanta gente es enviada a poblar las provincias del sur argentino. Desde hace seis meses, por si alguien no lo sabía, la Argentina tiene también su Siberia, y la Siberia argentina es la Patagonia, una tierra desolada, batida por los vientos polares. El almirante Rojas habla por boca de Rial, y Rial es aconsejado en lo referente a cuestiones políticas por dos hombres que se han instalado en el Ministerio de Marina, en calidad de miembros civiles del grupo militar que controla la vida del país. Son dos radicales unionistas: Santander y Zavala Ortiz, los cuales tienen un solo programa: combatir a los peronistas, por un lado, y a los católicos, por el otro. En el momento de la Revolución, el almirante Rojas era el jefe de la flota fluvial, y sólo posteriormente unió sus buques a las unidades de la flota de mar. De Rojas diré algo más. Mal puede adoptar la pose de depurador del país desde el momento en que él, como tantos otros oficiales, resultó beneficiado con los famosos permisos de importación, con los que se podrá adquirir un automóvil a precio de costo. Rojas, como tantos otros, importó su automóvil y lo revendió de inmediato obteniendo una ganancia de algunos centenares de miles de pesos. Pero sigamos adelante en la lectura de los nombres. Se habla del capitán Alberto Patrón Laplacette. Constituye, en la actualidad, el interventor o comisario del Gobierno en la CGT. Segundo en el orden que se menciona en el folleto clandestino, Patrón Laplacette ha desmantelado la central obrera, desplazando a sus dirigentes, muchos de los cuales han estado y están encarcelados. Luego viene el general Osorio Arana, uno de los pocos que queda en servicio. Osorio Arana es el ministro de Ejército, sucesor de Bengoa, que presentara su dimisión pocos días después de la Revolución. Antes aun de la caída de Lonardi, Bengoa se dio cuenta del verdadero programa de la Revolución, y para no sumar su nombre al de numerosos revanchistas que están actuando en la Argentina, saludó a sus compañeros de Revolución y antes de retirarse advirtió, en su propia casa, a Lonardi del peligro que lo acechaba.
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