lunes, 26 de octubre de 2015

¿El cambio representará la continuidad o viceversa?

Discepolín Vive - Política
Por Andy Belguich

¿El cambio representará la continuidad o viceversa?



El próximo 22 de noviembre se definirá la gobernabilidad del próximo presidente en un escenario de ballotage entre Scioli y Macri, con poca diferencia de votos, que coloca hasta el momento en primer lugar al candidato del Frente para La Victoria. ¿Cuál será el futuro político de ambos en esta puja electoral entre la cuestión cambio o continuidad?

Luego de 32 años de democracia, sin interrupciones (según el Ministro Julio Alak, sufragaron el 79% de argentinos en primera vuelta), en la cual se elige por octava vez Presidente y autoridades en once provincias (representantes nacionales, provinciales y municipales). Se designan diputados al Parlasur por primera vez, también, aunque con poco interés social.
Desde las PASO hasta el Domingo 25 de octubre, los números fueron cambiando y la intencionalidad de voto también, evidenciándose en los datos del escrutinio. En este clima cargado de especulaciones y también de incertidumbre, el candidato a gobernador por el FPV Aníbal Fernández perdió ante María Eugenia Vidal del PRO la gobernación de la provincia de Buenos Aires, lo cuál significó un desánimo para el oficialismo, después de 8 años de gobierno. Al poco tiempo, Aníbal acusó al periodista Jorge Lanata de haber puesto en marcha todos los mecanismos para difamarlo y hacerle perder la elección.

En este escenario político en el que nos vemos inmerso: ¿Cómo se encontrará el Congreso en este panorama de cambio? En caso de ser electo Scioli, ¿Tendrá alguna dificultad con La Cámpora o logrará reunir a todos los partidarios del proyecto en este paradigma político? Si gana Macri ¿Representará el cambio para los electores que buscan la alternancia? Ambos prometen mantener las conquistas del último gobierno tales como la Asignación Universal por Hijo y por Embarazo y la recuperación de YPF. ¿Cambio o continuidad?
Sobre La Ley de Medios: El bloque integrado por Macri propone el uso de la TV Pública con pluralidad de voces y no como aparato estatal. ¿Qué sucederá con el espacio 6, 7,8? ¿Qué sucederá con Canal Encuentro, Incaa y Paka Paka?

Más allá de la agenda de cada uno, todo votante, en definitiva, busca su propio bienestar y el de su familia, la posibilidad de un trabajo digno y un salario justo, un buen sistema de salud y educación, como así también, adquirir una vivienda, viajar y tener amparo político y judicial para combatir la inseguridad. ¿Cuánto de cambio y cuanto de continuidad habrá en estas propuestas que a diario vemos en afiches y spots publicitarios?

Mientras, por un lado se anunció y se festejó la victoria, por otro, se festejó el ballotage, incluso mucho antes de definirse. La oposición confirmó que iba a ser una elección fraudulenta una semana antes de las elecciones. Las cifras de los encuestadores vuelan en un marco de escepticismo e incertidumbre, como pocas veces ha sucedido en nuestra historia en tiempos de democracia. La falta de precedentes de los encuestadores hace imposible realizar un diagnóstico posible de cara a las elecciones del 22 de noviembre a definir quién sucederá a Cristina. Lo cierto es que Daniel Scioli, desde las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias hasta ahora sigue representando el mayor caudal de votos que buscan la continuidad con pretensiones de cambio en la profundización del modelo. Macri, en segundo lugar, representa el cambio fuera de la continuidad, y esto se muestra visible en un sector también mayoritario del pueblo argentino que votó esta propuesta, buscando la alternancia.
Si Daniel Scioli ganara, sería el presidente electo con menor cantidad de votos en la historia argentina (A excepción de Néstor Kirchner, después de que Carlos Menem se bajara del ballotage en 2003). No obstante eso, cabe destacar que Scioli fue elegido como el candidato más potable frente a los otros candidatos del bloque oficialista, lo cual generó cierta discordia entre los militantes cristinistas que siempre criticaron su pasado menemista, tildándolo de “tibio” y “neoliberal”. Por lo tanto, el entusiasmo de la militancia K no es la misma que la de la última elección presidencial en la que Cristina Fernández de Kirchner ganó con el 54% de los votos en 2011. Claro está que Scioli no es Cristina. Quizás esta sea una de las posibles razones por la cual Scioli no ha podido llegar aún al 40% de los votos.
En este panorama de cambio: ¿Será Scioli fiel al proyecto K, capaz de mantener la unidad con los países que integran el MERCOSUR y la UNASUR, como estrategia impulsada por Néstor Kirchner durante su gestión, en la cual Daniel acompañó como Vicepresidente? ¿Cuándo anuncia que a partir de ahora será “más sciolista que nunca”, nos estará comunicando que no será Cristina quién le marque la cancha? ¿Cambio o continuidad? O ¿Cambio y continuidad?
Ambos provienen del mismo padrino político: Carlos Menem. Ambos fueron celebridades antes que militantes políticos. ¿Se puede generar el cambio proviniendo de la “vieja escuela”?

Sea quién fuere el futuro presidente de la Argentina, hay algunos puntos básicos que deberá tener en cuenta. Principalmente, no hacerse odiar por el pueblo. Un Presidente con astucia, prudencia y sabiduría no puede descuidar jamás los intereses populares. Un Estado presente conquistará a miles de ciudadanos de a pié. Negociar duramente con los fondos buitre y no aliarse con ellos, ya que, como lo ha demostrado nuestra historia, toda vez que se quiso estar del lado del “más poderoso”, terminamos siendo esclavos. Ningún político es “el mejor” por los consejeros que lo acompañen más que por sus propias virtudes. Si el pueblo está contento no habrá motivos para una protesta popular, y si las negociaciones con los fondos buitre se hace en defensa de nuestra soberanía, posiblemente haya una confrontación. Insisto: Si el pueblo está contento, va a defender a capa y espada las políticas llevadas por el gobierno de turno. No hay mejor forma de gobernar que teniendo el apoyo popular. Caso contrario, volveremos a ser esclavos, y cualquiera de los dos, podría morir políticamente como sucedió con Fernando De La Rúa. Entonces… ¿Vos que elegís?


¿Cambio o continuidad? O ¿Cambio y continuidad?...

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