Discepolín Vive – Teatro
Pablo Fossa y Juan
Pablo Giordano, una dupla artística que recrea momentos de nuestra historia a
través de la ficción mechados con tintes paródicos en la que se abren puertas a
muchas contradicciones y situaciones confusas. Así nace Agentes del Desquicio. Una
reflexión poética sobre la Masacre de Ezeiza; escrita por Pablo Fossa y Juan
Pablo Giordano, y dirigida por Pablo Fossa. Con las actuaciones de Gustavo Di
Pinto (Almirón), Jorge Ferrucci (Almada), Ariel Hamoui (Aguirre) y Romi Tamburello (Gutiérrez).
A tres años del
estreno, Agentes del Desquicio sigue realizando funciones a sala llena todos
los sábados a las 22 hs en Teatro La Morada (San Martín 771. P. A.).
La obra se desarrolla
el 20 de junio de 1973, en el hotel de Ezeiza. Perón vuelve, luego de 18 años
de exilio y en las inmediaciones del palco de bienvenida se organiza un dispositivo de seguridad que tiene como
finalidad detectar infiltrados comunistas en el movimiento peronista para
sacarlos de juego. Las habitaciones del hotel Internacional de Ezeiza, (lugar
en el que se desarrolla la obra), se transforman en lugares de detención y
tortura y en una de ellas Leonardo Favio irrumpe y salva la vida de ocho
jóvenes detenidos. En el trascurso de la obra estallan las contradicciones
entre los personajes provocando la permanente sensación de que cualquiera puede
ser un infiltrado.
Son cuatro
personajes, tres de ellos son parte de lo que fue la seguridad del fallido acto
de bienvenida: Almada, un policía retirado; Almirón, un militar separado del
ejército y Aguirre un chofer de sindicato. El cuarto personaje es Gutiérrez,
una joven militante universitaria que se encuentra secuestrada, junto a otros
militantes en el hotel, sospechada de ser una infiltrada comunista en el
movimiento peronista.
La violencia no
está ajena en nuestra historia política como país en un movimiento con
próceres, desaparecidos y muertos a lo largo de todas las épocas. Un movimiento
popular con una carga histórica llena de romance y tragedia.
A 43 años de la
Masacre de Ezeiza, el coautor Juan Pablo Giordano cuenta como surgió Agentes
del Desquicio.
Juan Pablo Giordano: - Con Pablo
Fossa que es el otro autor de la obra, además de ser el director, hace tiempo
que venimos pensando en el peronismo. Hicimos una saga que se llama Argentina
Arde que data desde el ´55 en adelante. Perón vuelve el 20 de junio de 1973
bajo la presidencia de Héctor Cámpora. ¿Qué pasa? En el acto de Ezeiza, la
derecha peronista tenía la orden de sacar a tiros a toda la facción izquierda
peronista. Lo que sucede es que no contaban con que el acto iba a ser tan
masivo. Dicen que hubo más de dos millones de personas. La Argentina tenía 25
millones de personas en 1973, por lo que estuvo el 10 por ciento de la
población. Esa fue la génesis de la Triple A. Lo más triste es que era
supuestamente la época en dónde no iba a haber mas violencia. Ni se nos hubiera
ocurrido pensar que faltaba lo peor. Entonces elegimos ese periodo para ver
como se fue pudriendo lo que podría haber sido mejor, y tomamos una anécdota de
Leonardo Favio que ni bien terminado el acto, la derecha peronista secuestró a
una veintena de militantes Montoneros que fueron llevados hacia el Hotel
Internacional de Ezeiza para torturarlos y matarlos. Favio se entera de esto y
va al hotel. Cuando los ve torturándolos, amenaza con matarse si no liberan a
los detenidos. Entonces pactan liberarlos a todos a cambio de que no cuente
nada. Montoneros lo había acusado de haber pactado con los torturadores y
Favio, en el año ´75, contó que también lo iban a matar a él. Lo que sucede es
que el tipo era conocido, lo habían visto llegar, no se podían atrever a matarlo. Entonces desde esa anécdota
construimos la obra, porque podemos hablar de la militancia peronista de
izquierda y de los tres elementos que formaban la derecha peronista que después
fue la Triple A. Los militares retirados, los policías retirados y la juventud
sindical. Esa Triple A que formó el comisario Villar con José López Rega pasó a
ser grupo de tareas del gobierno militar. Había policías que habían sido
retirados en el año ´70 y López Rega los reincorpora para ser parte de esa cruzada
contra los zurdos. Estaba el componente esotérico y las invocaciones para que
volviera el General. Hoy en día vemos que son tres tipos absurdos, son un
mamarracho, pero leyendo cosas de la época no podemos creer que eso haya
existido.
En la logosfera del universo setentista fluoresce no solo
la presencia inmanente de los bigotes como insignia distintiva de la derecha
del peronismo y los famosos peinados y vestidos de la época, sino también la
portación de armas como herramientas de una política militarizada.
Juan Pablo Giordano: - También
lo que nos llamaba la atención era el grado de confusión porque en realidad no
había tanta diferencia entre un sector y el otro. Había peronistas de izquierda
y peronistas de derecha que habían hecho el colegio secundario juntos y que
haban militado en Tacuara. Entonces, ¿que es lo que los separa? Nos reíamos un
poco de eso, nos reíamos tristemente, porque ellos decían: “¿Quienes son ellos?” “¿Somos nosotros?” “¿Somos
ellos?” “¿Como nos reconocemos?”.
Giordano menciona el material fílmico La Batalla de
Argelia como método de aprendizaje sobre cómo reconocer al enemigo. Almirón le
dice a su compañero Almada: “Para los
franceses era más fácil. Al que no hablaba francés ¡PUM! Un tiro y listo ¿Cómo los
reconocemos si hablamos todos el mismo idioma?”
Juan Pablo Giordano: - Hubo una
película que acá fue muy vista: La Batalla de Argelia. La vieron tanto los ejércitos
de izquierda como el ejército argentino. Incluso aprendieron métodos de
tortura. Acá no actuó acto tanto la escuela de la Américas sino mas la escuela
francesa, sobre como reconocer al enemigo. Hay una famosa foto en Ezeiza, del
tipo que lo están agarrando de los pelos, que lo están subiendo y le gritan “¡Montonero!”, hasta que uno lo reconoce y
dice: “No le peguen que este es de la UOM
de Quilmes”. “Perdoná, no te reconocimos. Había un grado de confusión muy
grande. Se dice que hubo cerca de “sesenta o setenta muertos” pero hubo más de
doscientos. Y lo más triste es que los crímenes de la Triple A no fueron
catalogados como crímenes de lesa humanidad. Nosotros reflexionamos sobre esto,
es muy difícil pensar en lo anterior con la brutalidad del golpe del ´76, que
fue tan brutal que nos escapa el pensamiento. Es demasiado grande, demasiado
oscuro. Como que se chupa todo alrededor, entonces la Triple A queda ahí. El
mismo 24 de marzo del ´76 se dice que hubo casi 3 mil desaparecidos, y la
triple A solamente mató a 500 personas. No se puede comparar. Por eso es como que
queda alivianado algo que no debería ser liviano, porque mataron a 500
personas, sin contar los que mataron en Ezeiza. Es una forma de pensar lo que
fue luego el golpe. Esa parte del ejército y esa parte de la policía que
después fueron los grupos de tarea que querían deshacerse de todo tipo de
zurdos, con colaboración de algunos dirigentes peronistas.
En la etapa de un peronismo dividido, Fossa y Giordano
resaltan los delirios de ambición y la creciente desconfianza interna de tres
locos incoherentes e incongruentes, adoctrinando de acuerdo al método de la
Escuela Francesa a una joven montonera en el Hotel Internacional de Ezeiza y el
temor de que el contagio marxista afecte a la cúpula del movimiento peronista.
Juan Pablo Giordano: - Tenemos
un personaje más o menos realista que es el de la chica y tres disparates que
no se pueden clasificar. Un militar retirado, un policía retirado y un joven de
la juventud sindical. Almada, Almirón y Aguirre, para parodiar a la triple A. Si
lo ponemos en tono realista, el mismo tono que le damos a la chica no vamos a
hacer nunca una comedia porque son tipos que hacen cosas que no nos podemos
reír. Son tan brutales que no nos podemos reír. Los tenemos que volver
paródicos. Nos tenemos que burlar de ellos porque sino no nos permite ningún
tipo de reflexión. Entonces ponemos un anclaje realista que es la chica y tres
locos chiflados que no tienen ni pies ni cabeza, totalmente estallados, en los
cuales podemos a partir de eso narrar un montón de cosas. El tipo que es
fanático del pichón de López Rega, un tipo mesiánico que aprende de poesías en
contra de los zurdos, que tiene visiones y quiere hacer docencia con los
jóvenes. De eso se trataba la Escuela Francesa, de tomar al subversivo y
explicarle por medio de torturas que está mal lo que esta haciendo. Que si no
cumple van a matar a los familiares. Un montón de cosas para que se adoctrine.
Ese rol de la
juventud sindical fue muy triste porque ellos mismos después en el ´76 fueron
presos y torturados. Ni hablar de que estaban buchoneando a compañeros de fábrica
que no eran ni militantes ni montoneros ni del ERP pero que estaban a favor de
la lucha obrera. Terminaron siendo victimas de la triple A y después victimas
de la dictadura. Aguirre es un pobre pibe, un pibe que le prometen cualquier
cosa y el piensa que va a crecer, el negrito que lo tienen ahí obedeciendo y nunca
le van a dar nada. Esa es un poco la metáfora de los tres personajes.
PH: Nico Vives