jueves, 6 de octubre de 2016

“El día que pierda la capacidad de soñar, me morí”


Discepolín Vive – Música

El cantante, compositor y murguista uruguayo, fundador de Agarrate Catalina, desembarcó en Rosario y presentó "Malandra" el pasado jueves 29 en Plataforma Lavardén. Se trata de su quinto material solista editado a fines de 2014 con la participación de artistas invitados como León Gieco, Alejandro Balbis, Fernando Cabrera, Ana Prada, Agarrate Catalina y Sandra Vázquez, entre otros. 


Sin separarse de la murga canción, el álbum que cuenta con 15 canciones y un bonus track, se destaca por su sonido rockero. Abre con “Malandra”, canción que da nombre al disco como la continuación de “La Violencia” de Agarrate Catalina. Con pasajes de cumbia, reggae y murga, el cantautor convoca nuevamente a la reflexión y expone las dos caras de una moneda: Dos víctimas de distintas clases enfrentadas entre sí en un sistema de exclusión y desigualdad social. “Yo me pongo en tu lugar pero vos ponete en el mío”, propone el artista.



Tabaré Cardozo y su hermano Yamandú hablaron con Discepolín Vive acerca de su nuevo trabajo y su postura frente al debate que se ha instalado en la opinión pública desde los medios de comunicación sobre la justicia por mano propia.

¿Cuál es el concepto del nuevo álbum “Malandra”?

-          Tabaré Cardozo: Por un lado está el concepto de lo que trata de transmitir la canción Malandra en sí, que es un concepto de empatía social, de tratar de ponerse en los zapatos del otro. Tanto de la víctima como del victimario. Vivimos en una sociedad que está totalmente descentrada. Es un disco más rockero que los anteriores. No deja de ser una murga canción. Lo que pasa es que es una murga canción adaptada a mi matriz musical y recoge todo el bagaje de la música que escuché en mi vida. Soy hijo del rock y me crié escuchando rocanrol. Entonces la murga que hago es una murga más rockera. No deja de ser tanguero también el estilo. Hay una mezcla de tango, candombe, murga y rock.

“Si la escucha un malandra, antes de pegarle un tiro a alguien capaz que lo piensa dos veces. Y si la escucha una persona que pide pena de muerte también reflexione”

En el contexto de violencia generalizada que estamos viviendo, hubo un par de artistas argentinos que se manifestaron a favor de la “justicia por mano propia” como la cantante María Martha Serra Lima que dijo ser “amiga de la pena de muerte” y la actriz María Leal que expresó: "Si dañan a un familiar, les pego siete balazos". Como artista ¿Qué opinión te merecen estas declaraciones?


-          Tabaré Cardozo: Sobre las declaraciones de otros artistas prefiero no hablar porque respeto las opiniones de todos. Mi opinión particular acerca del tema lo plasmé en las dos canciones. Tanto en “La Violencia” como en la canción “Malandra” que trata de ser un poco más meditada, más cerebral. Es como un complemento. Algunas personas interpretaron a “La Violencia” como que era una apología del delito. Todo lo contrario. En “Malandra” trato de aclarar un poco eso por dos lugares: Si podés elegir, no elegís nacer en una villa, todo podrido, entre las ratas, sin plata para comer, sin plata para vestirte. Nadie quiere vivir así. Nadie quiere tener un hijo en esas condiciones. Y eso es terrible. Pero también pasa la contracara, que nadie quiere que le peguen un tiro a su hijo. Vos te levantás todos los días a laburar y no querés que maten a tu madre. Eso es lo que la canción plantea: Yo me pongo en tu lugar pero vos ponete en el mío. Está hecho con un lenguaje completamente directo que si la escucha un malandra, antes de pegarle un tiro a alguien capaz que lo piensa dos veces. Y si la escucha una persona que pide pena de muerte también reflexione. Esa es mi ilusión. Yo creo en el ser humano igual a pesar de todo. Somos la misma maravilla, la misma porquería, como dice mi hermano Yamandú. Y entre todos tenemos que empezar a querernos un poco más. Yo soy un artista, no soy un político. Y trato de soñar porque el día que pierda la capacidad de soñar me morí.

 “Nosotros no nos sentimos ni la bandera ni los dueños de la bandera. Somos los circunstanciales abanderados”

¿Qué sienten ustedes siendo los representantes de la murga y el carnaval uruguayo en el mundo?

-          Yamandú Cardozo: Primero que nada siento una alegría muy grande de que alguien se haya decidido ponerle a una revista y a un puente construido por gente que está acá y ahí con el nombre Discepolín Vive, porque es una verdad absoluta y una necesidad. Con respecto a tu pregunta, sentimos una necesidad enorme de ser uno de los representantes de la murga afuera. En el mundo, la Catalina ha llegado a lugares donde no ha llegado ningún colectivo uruguayo de esa manera. El mimo puntual que le toca a esta barra de ser ella quién sostiene esa bandera. Siempre lo decimos y siempre lo aclaramos y siempre vale la pena aclararlo: Nosotros no nos sentimos ni la bandera ni los dueños de la bandera. Somos los circunstanciales abanderados. Los bisnietos afortunadísimos que tuvieron esa herencia y se animaron con esa herencia a meterla en una cosa que no la mete nadie que es salir al mundo y subtitular la murga y llevarla por una cantidad de lugares. Pero siento también una alegría y una emoción enorme que es la del tipo común enamorado de este género que sabe que está bien cuidado, bien representado, y que está logrando conexiones de abrazos. No hablo de conexiones de influencias para laburar o económicas sino de conexiones humanas con gente que nosotros pensamos y vemos como diametralmente opuestas a nivel cultural y hasta espiritual. Eso me alegra muchísimo porque la cosa más emocionante que me pasó en medio de la gira mundial fue sentir que una murga, este género mestizo, bastardo, segregado, arrabalero, de un granito en el medio de Sudamérica, era reconocido, abrazado y disfrutado. Nosotros no podemos dejar de ser responsables frente a eso.

“Siento una alegría muy grande de que alguien se haya decidido ponerle a una revista y a un puente construido por gente que está acá y ahí con el nombre Discepolín Vive, porque es una verdad absoluta y una necesidad”

Fotografía: Nicolás Vives

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