martes, 18 de julio de 2017

Sueño o realidad, pero siempre con memoria

Discepolín Vive - Teatro

Sueño blanco en Pradera del Ganso puede sonar al nombre de una obra más bien clásica y romántica, pero también hay que saltar un clásico prejuicio sobre la guerra de Malvinas cuando se piensa en que la temática será abordada desde una perspectiva sórdida, superficial y repetitiva. Sin embargo, lejos de eso está la búsqueda que realizan el director Carlos Romagnoli junto a las actuaciones de Juan Pablo Giordano (co-escritor de la obra) y Nicolás Jaworski, todos los viernes de julio a las 21:30 en Teatro La Escalera (9 de julio 324).


Por Lautaro Martínez Davico




Una obra que cuenta las experiencias de dos combatientes que decidieron quedarse en las Islas Malvinas luego de terminado el conflicto y que seguían firmes como nunca en un puesto de guardia sobre Pradera del Ganso, allí donde pasan todo tipo de situaciones de las que podrían haber pasado los soldados (o peor) allá por 1982. El delirio, la locura, el estado de confusión permanente, la sensación de estar soñando despierto y las contradicciones propias de pertenecer a un Ejército Argentino que con la dictadura militar traicionó a su historia, son algunas de las sensaciones por las que atraviesan los personajes y que llegan de lleno al espectador, con muy acertados cambios de ambientes que se trasladan a la música, a la iluminación y a algunos efectos visuales como el humo y también a una sorpresiva irrupción de un fantasmal y enorme General José de San Martín que dejará a más de uno con la boca abierta y que tiene un guiño a los geniales Monthy Python.

Se trata de gran material que ayuda a comprender, a realizar un ejercicio activo de la memoria, a reflexionar, a respetar y a concebir el territorio de las Islas Malvinas como un pedazo más de nuestro país, mas allá de que se produjo una guerra inútil e infame, comandados por los más grandes canallas que han gobernado (de facto) en la historia Argentina. Por eso cabe resaltar el trabajo realizado por todo el elenco. Además del director y los actores, Sueño blanco en Pradera del Ganso cuenta con Cristian Bosco como Asistente de Director, Lorena Fenoglio en Vestuario y Marcela Espínola Galante en la Producción General.

Discepolín Vive estuvo presente en la obra y tuvo la oportunidad de hablar con dos de los creadores de Sueño blanco en Pradera del Ganso, el director Carlos Romagnoli y el dramaturgo y actor Juan Pablo Giordano.

¿Cuánto hay de sueño y cuánto de realidad en esta obra?

Carlos Romagnoli: Se mezcla todo: está la realidad, está el sueño, está la ficción y está la crueldad todo junto. Nosotros obviamente hacemos un esfuerzo para acercarnos a que la gente perciba lo secreto, lo que no se vio. No se puede alcanzar la realidad, pero lo que hay es memoria, es decirle a la gente que esto pasó y que nos lo hicieron pasar.

Juan Pablo Giordano: De sueño es todo lo que estos dos tipos abandonados ahí en las islas pensaron durante tanto tiempo, para qué estuvieron ahí, para qué lucharon, para qué vivieron, sobre todo el sargento que viene de un pasado bastante oscuro se pregunta: ¿Valió la pena todo esto? ¿Vale la pena el ejército argentino? ¿Para qué existió? Esa es la cuestión que se pregunta el sargento más allá de la guerra. En el fragmento de la obra cuando el sargento se encuentra con San Martín en uno de los sueños que tiene, surge otro interrogante: Cuando tienen que pelear contra civiles, mandan una tropa entrenada, cuando tienen que enfrentar a un ejército de verdad, mandan chicos. Después, el sargento, en esa especie de limbo en el que se encuentra, empieza a reflexionar sobre eso, pero no puede tenerlo de manera conciente porque sino se tiene que matar, no puede asumirlo plenamente, lo asume en un estado de delirio, pero después vuelve a la realidad y cuando el soldado parece que va a desobedecer una orden, al sargento le sale su formación y autoritarismo, y eso es una constante contradicción que permanece en toda la obra.
El título “Sueño blanco en Pradera del Ganso” que pusimos con Carlos tiene que ver con el ruido blanco, tanto sea en sonido como en la luz. Es la lluvia, la estática, están todos los sonidos e imágenes juntas pero desordenadas. Es lo que no se soporta, es el sonido molesto de la radio cuando no sintoniza. Pradera del Ganso porque es el lugar de la última batalla, cercana a Darwin donde después fueron enterrados muchos de los cuerpos de los combatientes.

¿Cómo es tratar una temática tan dolorosa, tan presente en el inconciente colectivo de los argentinos, y realizar una obra que posee muchos cambios de estado de ánimo, incluso a veces rozando lo tragicómico y lo absurdo?

Juan Pablo Giordano: La temática me la aporta Carlos cuando me convoca y me dice que quiere hacer una obra sobre Malvinas, él lo tiene mucho más presente que yo ya que es casi de esa generación. A partir de eso empezamos a escribir, a leer, a buscar cosas y sobre las ideas que teníamos, sin haber leído nada todavía, nos dimos cuenta en que coincidíamos en muchas cosas pese a que los dos no somos de la misma generación. La temática se fue haciendo más presente en muchas cosas, no sólo en el texto sino en los cuerpos, cómo son dos soldados que están resistiendo ahí y no se fueron, que no se rindieron, cómo saben si la guerra terminó o no y que ven que llegan tropas inglesas. Es algo dialéctico, si ven que los ingleses siguen viniendo y ven que no se terminó la guerra, entonces hay que seguir resistiendo en ese pedazo de tierra que es Argentina.

Carlos Romagnoli: Cuando escribimos la obra nos empezamos a dar cuenta cómo de alguna manera acá hay un imaginario en donde hay gente que todavía la sigue luchando y la sigue teniendo presente, que es uno de los motivos por el cual escribí la obra, y después hay gente que parece que la quiere olvidar. Yo creo que en la lucha de la memoria se disputa esta guerra donde esta obra puede caber la lucha de los excombatientes donde plantean mantener la memoria, que es a donde nosotros nos tocó, porque verdaderamente más allá de que la guerra fue implantada en un gobierno ilegítimo, no deja de tener legitimidad el hecho de decir “este territorio es nuestro”. Hay pequeñas cosas, como la de repatriar a los cuerpos estando enterrados bajo suelo argentino, que influyen en la gente y terminan por cansarse del tema, no se mantiene un ejercicio activo de la memoria por lo que finalmente muchos terminan desistiendo de mantener una posición activa sobre la soberanía de las islas, siendo una patria cercenada y uno lo termina aceptando o naturalizando.

¿Tuvieron que tomar de experiencias de excombatientes para influirse en los personajes?

Carlos Romagnoli: Yo quería ir a la guerra. Cuando arranca el conflicto yo era dos años más chico que los más jóvenes que fueron a las islas. Todos queríamos ir, era una cosa media rara, la implantó un gobierno ilegal y todo el mundo quería estar. Algo estalló, no sé…hicieron algo mal los muchachos que fue explotar la conciencia popular. Cuando perdimos fue una cosa muy descarnadamente dolorosa, fue muy extraña porque hubo un silencio de parte de todos, mismos medios que antes saltaban y exaltaban por el evento y que luego todo pasó como si nada y uno quedó como “patinando”, y te queda patinando en la cabeza. Hace como 10 o 15 años que tenía la idea en la cabeza de estos dos tipos que se quedaron, que se salieron del ejército, se dieron por desaparecidos y se quedaron.

¿Ustedes creen que los excombatientes han atravesado por las experiencias que tienen los personajes en la escena?

Carlos Romagnoli: Creo que la realidad lo supera ampliamente, no podemos nosotros alcanzar ese nivel de experiencia. Excombatientes que nos vinieron a ver nos contaban cosas que si nosotros lo hubiéramos puesto acá hubieran dicho “no, es una exageración, esto es mucho”.

Juan Pablo Giordano: También, hay una parte en la obra donde se ve mucho humo y una luz roja donde los protagonistas ven llegar a algunos de sus colegas malheridos, y un excombatiente se sorprendió con esa imagen y nos preguntó cómo pudimos llegar a esa experiencia ya que era muy similar a lo que él vivió, nosotros le dijimos que sólo llegamos desde la ficción, lo contamos desde un sueño, pero él vivió eso: todo rojo, humo y saliendo gente de un lugar donde estalló todo. Para nosotros fue un sueño y para ellos fue real, es increíble cómo nosotros contamos algo como ficticio y surrealista y nos digan que esas situaciones fueron reales o incluso peor.


¿Cómo es manejarse dentro del ambiente del teatro independiente?

Juan Pablo Giordano: Hay que remarla mucho, hay promocionar todo lo que se pueda, el boca a boca lo más que se pueda, le decimos a la gente que nos recomiende. Hacemos promociones donde podamos, repartimos volantes, como todos, es un laburo de todos los días.

Carlos Romagnoli: Y, somos marginales (risas). Hay dos cosas que para mí pasan: primero, esto no es teatro comercial, en el teatro independiente nosotros elegimos el tema y nos mandamos. Si fuésemos empresarios tal vez buscáramos hacer Chiquititas o algo así, que obviamente tienen todo el derecho de existir, pero el tema es que hay muchas realidades en un país y en una sociedad y nosotros no nos podemos abrir a los problemas, le tenemos que presentar a la gente otras realidades que no son conformes para la sociedad, como dice García Lorca: “un pueblo al que no le importa el teatro, si no está muerto, está moribundo”. Pertenecemos a una expresión que depende terriblemente de la gente porque es la gente la que nos produce, no tenemos un productor que va a buscar el tema de moda o la onda y que busca una intención de lucro, por eso tenemos que poner precios accesibles a las entradas por ejemplo. Dentro de la escena independiente los productores son los actores, los directores y la gente, si alguno de ellos falta…no hay teatro.

1 comentario:

  1. Crítica a "Sueño blanco en Pradera del Ganso" y entrevista a dos de sus realizadores.

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